Un bloqueo de 6.000 millones
España dejará de percibir fondos europeos equivalentes al 1% del PIB si Alemania mantiene su posición
Las negociaciones sobre las futuras Perspectivas Financieras de la UE para el periodo 2007-2013 entran en una fase decisiva a sólo un mes de la cumbre europea prevista para su aprobación y no se vislumbra ningún acuerdo posible, como coinciden todas las fuentes consultadas en Bruselas y en las principales capitales europeas. España, el país más perjudicado con la propuesta actual sobre la mesa, se encuentra con "una posición cerrada" de Alemania para negociar una salida, como constató el lunes pasado en Berlín el vicepresidente y ministro español de Economía, Pedro Solbes, en un discreto encuentro con su homólogo alemán, Hans Eichel. Solbes se reunió también con el primer ministro luxemburgués y presidente de turno de la UE, Jean-Claude Juncker, la semana anterior en Luxemburgo.
Berlín se opone a un posible pacto para paliar la gran pérdida de fondos de España
Los dos países creen que es casi imposible alcanzar un acuerdo este año
El llamado problema español, consistente en que España puede pasar de ser hoy el país más beneficiado a convertirse en contribuyente neto a las arcas comunitarias, no encuentra solución, sobre todo porque Alemania, el país que más aporta a las arcas comunitarias, rechaza toda opción que le suponga poner más dinero cuando su economía crece la mitad que la UE y tiene cinco millones de parados. Por eso, en esta negociación se habla también del problema alemán.
Junto a Alemania, en el grupo de países partidarios de los recortes figura también Francia, pero su posición es "más flexible" pese a que París está ahora condicionada por el crucial referéndum sobre la Constitución europea del día 29, como señala el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Alberto Navarro, uno de los principales negociadores españoles.
Desde que la Comisión Europea planteó su propuesta, a comienzos de 2004, Alemania no sólo no ha cedido nada para paliar el problema español, sino que se ha convertido en el principal defensor de rebajar al 1% del PIB de la UE el presupuesto global fijado por Bruselas en el 1,14%, con el consiguiente mayor perjuicio para España. Alemania se ha opuesto a la única vía abierta hasta ahora por la presidencia de la UE, Luxemburgo, para aliviar el problema español, consistente en que España siga recibiendo dos años más dinero del Fondo de Cohesión (11.600 millones para Madrid en el periodo 2000-2006), al que no tendría derecho porque la renta por habitante supera ya el 90% de la media comunitaria.
Alemania, además, ha dado luz verde al acuerdo del Parlamento Europeo para que cada uno de los 15 antiguos socios del club ceda el 10% de ayudas de la Política Agrícola Común (PAC) para compensar a Rumania y Bulgaria cuando entren en 2007. Así, España perdería otros 1.300 millones y Alemania ganaría 1.290. Berlín también es partidario de que las ayudas regionales se concentren en los nuevos socios del Este en detrimento de los antiguos. Y defiende que, al recortar partidas, la rebaja más importante se haga en Cohesión, lo que más daña a España.
"Están implacables", opina el eurodiputado del PP Gerardo Galeote, miembro de la Comisión especial creada en la Eurocámara sobre las futuras Perspectivas. "Tal y como están las cosas, dos trenes, España y Alemania, se están aproximando de frente y por la misma vía. Se necesita una vía alternativa con urgencia", dice José Ignacio Torreblanca en un análisis sobre las futuras Perspectivas publicado por el Instituto Elcano.
Esos recortes que defiende Alemania ya han empezado a producirse. La presidencia de la UE ha propuesto que al capítulo de Cohesión (336.000 millones para los siete años) se destinen 36.000 millones menos. Lo pagan, sobre todo, las regiones. Las incluidas en el Objetivo 1 por tener una renta inferior al 75% de la media comunitaria (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia, en el caso de España) perderán el 15,7% de ayudas porque habrá muchas más zonas a repartir esta partida, que ha crecido un 31%, pero para un 127% más de personas tras la ampliación.
Perderán también un 34% las regiones afectadas por el efecto estadístico, es decir, las que van a superar ese 75% de renta, pero sólo porque han entrado en el club de países menos desarrollados. Es el caso de Asturias, Murcia, Ceuta y Melilla. Para ellas, la Comisión propone un periodo transitorio de ayudas en regresión, pero la presidencia de la UE ha planteado que esa regresión sea mayor en el caso de las regiones españolas, pero no en las alemanas, británicas y griegas, algo que le parece "doblemente escandaloso" al eurodiputado socialista asturiano Antonio Masip, uno de los expertos en el efecto estadístico en la Eurocámara.
Por último, las regiones que salen del Objetivo 1 por efecto natural, es decir, que lo hubieran hecho también si no hubiera habido ampliación, pierden el 62% de los fondos, siempre según datos del Gobierno español. Es el caso de Castilla y León, Valencia y Canarias.
Las pérdidas aún pueden ser mayores si triunfa la tesis de las rebajas generalizadas defendidas por Berlín. Y también si las negociaciones, como todos coinciden ahora, no culminan en la cumbre europea del 16 y 17 de junio. De ser así, el pacto se retrasará probablemente hasta 2006. En tal caso, las estadísticas de referencia para el cálculo de la renta en las regiones corresponderán a los años 2001, 2002 y 2003, y no como ahora al periodo 2000-2002. Así, también Galicia y Castilla-La Mancha pueden dejar el Objetivo 1 por efecto estadístico, una opción contemplada en un estudio publicado por la Fundación de Estudios Financieros, que calcula entre 16.000 y 25.000 millones la pérdida de recursos para España entre 2007 y 2013 en comparación con el periodo 2000-2006.
En paralelo, el Gobierno español calcula que sus aportaciones a las arcas comunitarias pasarán de los 9.817 millones de este año a los 15.894 en 2013. En resumen: el saldo neto con la UE favorable a España en 48.715 millones entre 2000 y 2006 se verá reducido a sólo 5.000 millones entre 2007 y 2013. Todo "un shock financiero con efectos económicos políticamente inaceptables", asegura el Gobierno en su documento sobre el problema español.
Pese a todos estos negros nubarrones, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sigue confiando "plenamente" en las iniciativas que aporten Berlín y París. Es la única opción, pero el Gobierno también recuerda que el pacto final sólo se logrará por unanimidad y, por tanto, con derecho a veto de todas las partes.
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