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Reportaje:

Los negros de Brasil llegan a la pantalla

Los actores negros comienzan a protagonizar películas en el segundo país con más población de esta raza en el mundo

El actor Lázaro Ramos, que dio sus primeros pasos en la escuela de teatro del grupo musical Olodum, en Salvador de Bahía, es el símbolo de la conquista de espacio para los actores negros en las pantallas brasileñas. Ramos ha trabajado en 10 películas en los últimos tres años, es protagonista de una exitosa serie televisiva y presenta uno de los programas de mayor audiencia de Brasil. Pero hace tan sólo cinco años, su éxito sería inimaginable.

Las películas brasileñas difícilmente tenían protagonistas negros. En las populares telenovelas, de un total de 40 personajes, había un promedio de tres o cuatro para actores negros y siempre en papeles secundarios. "Había una verdad casi incuestionable: que los negros no daban audiencia, no funcionaban en la publicidad y que no llevaban público al cine", recuerda el director de Ciudad de Dios, Fernando Meirelles. Aunque Brasil tiene la segunda población negra del mundo, después de Nigeria, con el 47% de la población negra o mestiza, los negros eran invisibles en las pantallas. Los carnavales eran la excepción.

"Todavía en las revistas de celebridades, ser rubia de ojos azules es el ideal de la belleza"
Durante décadas se creyó en Brasil la tesis de que el racismo no existía

Cuando empezó a producir Ciudad de Dios, Meirelles quería ser lo más realista posible. Invirtió seis meses en una escuela de preparación de actores, en su mayoría negros, nacidos en favelas de Río de Janeiro. Con el éxito de la película, que obtuvo cuatro nominaciones al Oscar, se hizo una serie televisiva con el mismo reparto, de gran repercusión. "Esa idea de que los negros no dan audiencia se derrumbó", dice Meirelles. Otra película con protagonistas negros, Carandiru, de Héctor Babenco, sigue el camino de Ciudad de Dios y se convertirá en serie televisiva. Carandiru y Ciudad de Dios son los mayores éxitos del cine brasileño en los últimos 10 años. Muchos actores de Ciudad de Dios, como Darlan Cunha, Jonathan Haagensen y Seu Jorge, ya protagonizan teleseries y telenovelas.

El año pasado, la actriz Thaís Araújo logró ser la primera protagonista negra en casi 40 años de telenovelas de Globo, el principal canal de televisión de Brasil. El culebrón donde Thaís actuaba obtuvo récord de audiencia. La producción que lo sucedió en el mismo horario cuenta ahora con nueve actores negros, otra cifra inédita. La joven actriz estuvo en las portadas de revistas de moda en un país donde las pasarelas están dominadas por modelos rubias.

"Hasta hace poco, los papeles para negros se resumían a esclavos en producciones de época o de empleadas domésticas", cuenta Mauro Alencar, doctor en Teledramaturgia por la Universidad de São Paulo. "Ahora los personajes negros son actuales y urbanos, y hablan del surgimiento de una numerosa clase media negra", añade Alencar.

El prejuicio producía absurdos en la ficción. En 2001, la telenovela Porto dos Milagres tenía seis actores negros de un total de 40. Aunque el enredo transcurriera en Bahía, la tierra de Carlinhos Brown, Estado del noreste brasileño donde el 80% de la población es mestiza. Durante décadas, Brasil creyó en las teorías desarrolladas por el sociólogo Gilberto Freyre (1900-1987), de que el país era una "democracia racial". "Todo el brasileño trae en el alma y en el cuerpo la sombra del indígena o del negro", decía el autor. Se creía que el racismo no existía, a raíz del mestizaje tan profundo y por la inexistencia de cualquier movimiento o leyes de segregación, al contrario de Estados Unidos.

Pero Brasil fue el último país americano que prohibió la esclavitud, en 1888, poco después de que lo hiciesen Jamaica y Cuba, entonces colonias de Inglaterra y España. En poco más de un siglo de libertad, los descendientes de esclavos tuvieron mucha dificultad para su ascensión social. Hoy, entre el 20% de los brasileños de mayor renta, apenas el 19% son negros, mientras el 80% son blancos. El sueldo promedio de los negros suele ser la mitad de los blancos, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. "La democracia racial cayó por tierra en los noventa, y empezamos a luchar por nuestros derechos", cuenta el director Joel Zito Araújo, autor de un documental sobre la invisibilidad del negro en las pantallas brasileñas, y cuya primera película, Las hijas del viento, que se estrena el próximo mes, tiene un gran reparto de actores negros de distintas generaciones.

En las esferas gubernamentales, la presencia negra todavía es tímida, pero también está en claro crecimiento. Hace dos años, en el inicio de su mandato, el presidente Lula nombró cuatro ministros negros (de un total de 33), asimismo un récord histórico, de los cuales quedan tres, entre ellos el cantante Gilberto Gil, ministro de Cultura.

Joaquim Benedito Barbosa Gomes es el primer juez negro de la Corte Suprema de Brasil, y fue nombrado en 2003. Puede parecer poco, pero la presencia de negros en la cumbre de la política brasileña era casi invisible hace 10 años. En 1995, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso nombró el primer ministro negro de la historia brasileña, Edson Arantes do Nascimento, el popular Pelé, como ministro del Deporte. De las cuatro principales ciudades de Brasil, sólo São Paulo tuvo un alcalde negro. Entre los 26 Estados brasileños, apenas tres, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul y Espírito Santo tuvieron gobernadores negros.

Después de tantos años alardeando de que no había racismo, los brasileños discuten el proyecto del Gobierno de la creación del sistema de cuotas -como la acción afirmativa en Estados Unidos- para garantizar el acceso de los negros a las universidades.

En las instituciones públicas, los negros están aún más ausentes que en la televisión. En la Universidad de São Paulo, estatal, gratuita y la más prestigiosa de Brasil, apenas el 1,3% de los 39.000 alumnos son negros. Algunas universidades en Bahía, Río y Brasilia ya intentan garantizar el 20% de las plazas a estudiantes negros en sus exámenes de selectividad. Otros ámbitos en que los negros son invisibles son los programas de televisión (donde las presentadoras suelen ser tan rubias como Xuxa) y entre los empleados de restaurantes de lujo y en las tiendas de la moda.

"Todavía en las revistas de celebridades, ser rubia de ojos azules es el ideal de la belleza", dice la actriz Thaís Araújo. Gracias al trabajo de actores negros como ella y su novio Lázaro Ramos, ese modelo empieza a cambiar.

El año pasado se inauguró en São Paulo el Museo AfroBrasil, el primero del país dedicado a la cultura afrobrasileña.

El actor brasileño Lázaro Ramos, en una imagen de la película <i>El hombre que copiaba. <i>
El actor brasileño Lázaro Ramos, en una imagen de la película El hombre que copiaba.

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