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Crítica:ESCAPARATE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Diablos lujuriosos

Aunque los dibujos de la portada (de clara inspiración modernista) ya sugieren algo, el lector medianamente avisado enseguida se percatará cuán poco tienen que ver los autores de esta antología de cuentos (casi todos ellos figuras muy conocidas en el periodo de entresiglos, y vinculados con la llamada "literatura galante", la "ola verde" que apostilló después el propio Retana) con los cuentos clásicos de terror -diablos o brujas- de corte romántico. En efecto, el antólogo y prologuista Álvarez-Insúa (especialista en la literatura del periodo) ha querido hacer un guiño clásico al lector. Pues bajo el rótulo Cuentos diabólicos, aunque sí que aparecen "diablos", éstos son en su casi totalidad pícaros, lascivos, decadentes o llanamente lujuriosos. Si se excluye un cuentecito catalán de tinte burlón y de tradición oral (Travesuras de un diablejo, el más breve y menos idóneo al conjunto) los cuatro restantes, novelas cortas más que cuentos, tienen como denominador común la lujuria femenina como móvil (frivolizante o desmoralizador) de unas tentaciones galantes en las que el diablo, de algún modo, usa liga y enseña la pierna o el rabo, con perdón...

CUENTOS DIABÓLICOS

Felipe Trigo, Álvaro Retana, Antonio de Hoyos y Vinent y otros.

Selección de A. Sánchez Álvarez-Insúa

Clan. Madrid, 2005

247 páginas. 19 euros

Felipe Trigo, con Así paga el diablo, novela corta publicada en 1909, nos brinda su aire didáctico y progresista -en el tiempo- satirizando a un hombre mediocre. Un hombre que por ser honesto y simplón, y no caer en la tentación de una señora estupenda y ávida de lujuria, se derrumba...

]]>El diablo de los ojos verdes,]]> de Emilio

Carrere (notable poeta modernista), novelita publicada en 1922, es quizá el texto más finisecular del conjunto. Un precioso relato, con Inquisición, ilustrados heterodoxos y lascivia de un hombre bien dotado, en el Madrid del siglo XVIII. En esa línea modernista, pero en su total vertiente decadente, está el relato de De Hoyos y Vinent (sin fecha, pero publicado con toda seguridad también hacia 1920) El hombre que vendió su cuerpo al diablo, una sutil variante del mito de Dorian Gray. El hombre, un exquisito, tocado de todos los sublimes pecados de la época, es su cuerpo, no su alma, lo que vende al diablo. Con todo, más que el desenlace de la acción es la atmósfera decadente -tan clásica de De Hoyos- lo mejor de uno de los textos buenos de un escritor prolífico que pecó, a menudo, de irregularidad.

Por último, Álvaro Retana (con el seudónimo Carlos Fortuny, que usó a menudo, en los años finales de la dictadura de Primo de Rivera o en la República) nos brinda en La vedette de los demonios -publicado en 1931- una curiosa sátira político-religiosa, muy original y divertida (estamos ante un texto lúdico), claramente desenfadada y con algún puntito chocarrero o vulgar, que no importaban al Retana de esta época, cuando ya había cerrado su mejor periodo galante y era un autor en clara decadencia, un tanto fuera de los nuevos gustos del tiempo, aunque jamás le faltaran ni facilidad ni ingenio.

En conjunto estos "cuentos diabólicos" -de buena calidad y muy característicos del hacer de sus autores, todos ellos en proceso de revalorización hoy día- nos ofrecen un buen panorama de la literatura galante del primer cuarto del siglo XX en España. Un mundo a menudo desdeñado (con notorio error) por la crítica "seria". No sólo hay aquí sorpresas literarias de consideración, sino la visión de una España, más nueva y "chic", que no aparece en más renombrados autores. (Demasiadas erratas en los textos finales).

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