Un estudio de Concha Espina evoca las voces femeninas que aparecen en el 'Quijote'
Se reedita el estudio que la escritora publicó en 1916 sobre la obra de Cervantes
Aparecido por vez primera en 1916, Mujeres del Quijote, de Concha Espina (Santander, 1877-Madrid, 1955), es un estudio en torno a las voces femeninas que aparecen a lo largo de la novela de Miguel de Cervantes. Reeditado ahora por la nueva editorial Trifaldi, la obra muestra la singular mirada de la escritora, de quien este año se celebran los 50 años de su muerte. Marcela, Luscinda, Zoraida, Quiteria, Dorotea, las labradoras del Toboso, Teresa Panza o "la ruin Maritornes" van apareciendo en el libro. Según Concha Espina, el Quijote revela cómo Cervantes penetraba en el alma de la mujer, "con qué viva misericordia sabía amar sus virtudes y perdonar sus yerros".
Mujeres del Quijote fue presentado ayer en Madrid en la sede del Middlebury College, una universidad estadounidense cercana a Vermont, a la que Concha Espina estuvo ligada. Participaron Alfonso de la Serna, nieto de la escritora; Máximo Higuera, asesor de la editorial Trifaldi; Kim Griffin, directora del Middlebury College en España, y los profesores de Literatura Francisco Layna y Roberto Vegez.
Mientras este último expuso la relación de la autora de La rosa de los vientos con la institución norteamericana (que en 1929 invitó a Concha Espina a dar una serie de conferencias para sus profesores y alumnos de español), Layna se detuvo en el libro que ahora se recupera y que conmemora los 50 años de la muerte de Concha Espina.
"En el Quijote, lo que sorprende es la cantidad de voces femeninas", señaló Layna, que recordó que Concha Espina no se detiene en todas ellas, sino que escoge sólo a unas cuantas. Layna destacó ("porque no hay en todo el Quijote de más y mayor compromiso") las líneas que la escritora dedica a Teresa Panza: "La esposa, noble y fiel, abarcó de una sola mirada penetrante aquella única realidad y la tuvo por feliz, a despecho de las fantasías que la turbaron otras veces. Dio la bienvenida a Sancho con las más animosas y conformes palabras, y por su buen arribo dio las gracias a Dios llena de gratitud. La vida se cerraba de nuevo para ella dentro del sacrificio y la aridez en el áspero terruño manchego, campo sediente, llanura triste, huraño solar".
Alfonso de la Serna señala en el prólogo del libro: "Al leer estas Mujeres del Quijote habrá de tener en cuenta el lector cuáles eran los usos literarios del primer tercio del siglo pasado; y sobre todo, cuál era el estilo de Concha Espina, un estilo que llevaba detrás el realismo y el modernismo de sus predecesores literarios, pero que no era, exactamente, ni una cosa ni otra, aunque algo tuviera de ambas". De la Serna añadió ayer que en el personalísimo estilo de Concha Espina había una "furia" poética.
Para Máximo Higuera, esta obra, escrita hace casi 90 años, muestra la originalidad de su autora. "La especial sensibilidad y fortaleza de sus mujeres, símbolos perennes de gallardía, amor y capacidad de sacrificio. Cualidades que poseía la propia autora, según nos la retrata César González Ruano en sus memorias".
Higuera explicó que la editorial Trifaldi pretende recuperar una serie de obras que aborden desde diferentes ópticas el Quijote y otras obras de Cervantes. Así, se está preparando la edición de la obra de Marthe Robert Lo antiguo, lo moderno: de Cervantes a Kafka, una comparación entre el Quijote y El castillo y el ensayo del profesor de la Universidad de Columbia Anthony Cascardi Los límites de la razón: Cervantes, Flaubert, Dostoievski.
Sentimiento
Volviendo al libro que se presentó ayer, Mujeres del Quijote recrea, en palabras de Gerardo Diego, a las mujeres que aparecen en la obra cervantina, "con delicada sensibilidad y partidario feminismo". Según recuerda el profesor Rodolfo Cardona en el libro, Mujeres del Quijote ha sido una de las obras más reeditadas de Concha Espina.
En ella están desde Dulcinea del Toboso (Aldonza Lorenzo) a Ana Félix, la doncella capitana. Mujeres de todo tipo: desde las apacibles, domésticas y sedentarias a las errantes, tempestuosas y apasionadas. "En todas ellas", escribe Concha Espina, "predomina el sentimiento, viven casi todas para el amor con más o menos decoro y pulcritud, como en el mundo sucede, pero en las altas y escogidas en las que puso Cervantes mayor cariño y esmero brillan a la par de la ternura y de la gracia, los resplandores de la inteligencia, los rasgos firmes, briosos y ejemplares de la mujer ideal, a un tiempo fuerte y dulce, apasionada y honesta, inteligente y sensible, llena de fe y abnegación".
Babelia
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