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Reportaje:

China frena a Hong Kong

Los demócratas exigen que el jefe del Gobierno y los 60 diputados de la ex colonia británica sean elegidos por sufragio universal

Enclaustrada entre impresionantes rascacielos, la sede del Legco, el mini-Parlamento de Hong Kong, es casi la viva imagen de la lucha de los diputados demócratas contra el coloso de Pekín, el Partido Comunista Chino (PCCh). "Así no podemos continuar", afirma Ronny Tong, uno de los 30 legisladores elegidos democráticamente. "Está claro que si queremos cambiar el sistema tenemos que entrar en él, porque cada día nos dejan más de lado y no podemos apartarnos del objetivo de conseguir que el jefe del Gobierno de Hong Kong y los 60 diputados sean elegidos por sufragio universal", añade.

Los hongkoneses presumen de tener "la economía más libre del mundo" y un alto grado de libertades civiles, por lo que no quieren a nadie que se siente sobre sus cabezas a imponer limitaciones. De ahí, la satisfacción con que acogieron la sentencia del Tribunal de Apelación, emitida el viernes, a favor de los ocho miembros del movimiento espiritual Falun Gong, que denunciaron su detención durante una manifestación hace tres años. Según el tribunal, la sentencia -que sin duda fue una bofetada a Pekín- se basó "en los derechos constitucionales de manifestarse y de libertad de expresión".

"La gente aceptaría la democracia, pero no la necesita", dice el líder del Partido Liberal
Los hongkoneses creen que pueden ser el experimento de reforma política en China

Para el sector más progresista de los siete millones de habitantes de esta Región Administrativa Especial (RAE) de China, la decisión del tribunal revela "la independencia del sistema judicial hongkonés". Falun Gong fue ilegalizado en China en 1999, pero Hong Kong no vio la necesidad de hacer lo mismo y lo tolera.

Pragmáticos y adictos al trabajo, los hongkoneses piensan que de la misma forma que fueron la vanguardia en la que se fijó Pekín para poner en marcha la reforma económica, pueden también ser el experimento de la reforma política. "La democracia debe comenzar en Hong Kong para después extenderse por todo el país", subraya Ronny Tong, consciente de que sus palabras son lo que más teme el Partido Comunista Chino. "Si China se considera un país moderno debería de aceptar el tener algunos disidentes", añade.

La nueva estrategia de los partidarios de la democratización de esta ex colonia británica recuperada por China en 1997 pasa por la decisión de Lee Wing-tat, presidente del Partido Demócrata (PD), de presentar su candidatura a gobernar la RAE, aunque sabe que no tiene ni siquiera posibilidad de ser candidato. "No queremos un jefe de Gobierno elegido a dedo por China que ni siquiera se moleste en defender su programa", subraya Lee.

Para ser oficialmente candidato se necesita que voten a mano alzada al menos 100 de los 800 miembros del Comité Electoral que elige al jefe del Gobierno hongkonés y muy pocos van a arriesgarse a votar por el líder de un partido que Pekín quiere silenciar. "Sólo pretendo, al poner sobre la mesa mi plan de acción, que Donald Tsang [actual jefe del Ejecutivo en funciones] ponga el suyo, se abra un debate y escuche a la sociedad", añade Lee.

Tsang, un burócrata con 30 años de experiencia bajo el dominio británico, fue designado por Pekín sustituto del impopular Tung Chee-hwa -de quien era su mano derecha-, que presentó su dimisión en marzo. Después de siete años y medio de soportar a un gobernante que vivía de espaldas a la sociedad, la mayoría recibió con alivio el nombramiento de Tsang, que será elegido por el Comité Electoral el 10 de julio. Según una encuesta publicada el sábado por el diario South China Morning Post, el 58% de los hongkoneses quiere que Tsang aborde en su programa la reforma política con un plazo determinado para elegir por sufragio universal al jefe del Gobierno de la RAE.

La decisión de China de que este mandato de Tsang sea de dos años -el tiempo que faltaba a Tung para terminar el suyo- ha puesto en pie de guerra a las filas demócratas, que lo consideran una "nueva maniobra para retrasar la reforma política hasta 2012".

El anexo de la Ley Básica -la mini-Constitución consensuada con Pekín tras inventarse la fórmula de un país y dos sistemas para recuperar la colonia británica sin perjudicar los intereses económicos ni el modo de vida de sus habitantes- recoge la posibilidad de revisar el proceso electoral del jefe del Gobierno en 2007 y del Legco en 2008, pero China ya ha anunciado que no habrá cambios para entonces. Por tanto, si a Donald Tsang se le eligiese ahora por cinco años, los hongkoneses tal vez tendrían en 2010 derecho a elegir libremente a su jefe de Gobierno.

En Hong Kong, sin embargo, sólo se habla de política en los despachos. En la calle todos parecen demasiado ocupados como para preocuparse por otros temas, especialmente porque están convencidos de que China es el futuro y la inmensa mayoría se siente cómoda con el acuerdo de soberanía alcanzado de Pekín. "Los hongkoneses lo que quieren es un buen nivel de vida y conservar las libertades que tienen. Si tuvieran la democracia, la aceptarían, pero no la necesitan", afirma el magnate metido a político James Tien, presidente del Partido Liberal, una de las formaciones cercanas al PCCh.

Tien fue uno de los 30 miembros del Legco elegidos democráticamente en septiembre pasado. En esas elecciones, el Partido Demócrata y los demás movimientos afines sufrieron un varapalo, ya que perdieron dos escaños. Tienen 25, pero esperaban haber ganado tres en lugar de perder dos.

Los otros 30 miembros del Legco son representantes de las distintas instituciones y grupos de poder o trabajo. De ahí la necesidad que ven los demócratas de penetrar en esas instituciones para ser designados por ellas hasta lograr formar una mayoría suficiente que "obligue al Gobierno de Hong Kong a negociar".

Con 24.000 dólares de renta per cápita (algo mayor que la española), la RAE disfruta de un buen momento económico después de la crisis de 1998, que hizo estallar la burbuja inmobiliaria, lo que colocó en una difícil situación a cientos de miles de personas atrapadas en créditos hipotecarios por viviendas cuyo valor en 2003 era inferior en un 60%. Los precios se han recuperado desde entonces en más de un 40%.

Entre otros muchos, John Burns, profesor de Política de la Universidad de Hong Kong, sostiene que el medio millón de hongkoneses que se manifestó el 1 de julio de 2003 contra la ley que coartaba las libertades civiles lo hicieron sobre todo en protesta por la mala situación económica, por la falta de eficacia del Ejecutivo y contra Tung Chee-hwa.

Ni la manifestación ni la dimisión de Tung son consideradas victorias por Ronny Tong. "Antes de la protesta, Pekín se mantuvo al margen de los asuntos internos de Hong Kong, pero desde entonces trata de controlarlo todo", señala.

"Nadie en Hong Kong va a decir que no quiere elegir libremente al jefe del Ejecutivo y a los legisladores, pero pocos son los que están dispuestos a pagar un precio por ello", señala a su vez Fong Woo, presidente de la Alianza Democrática por el Bienestar de Hong Kong, otra de las formaciones cercanas a Pekín.

Ciudadanos de Hong Kong exigen que el jefe del Gobierno se elija por sufragio universal, durante una marcha de 2004.
Ciudadanos de Hong Kong exigen que el jefe del Gobierno se elija por sufragio universal, durante una marcha de 2004.REUTERS

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