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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Ahorro a la baja

Entre la abundante información sobre la economía española conocida en la última semana de abril destaca la publicación por el INE del avance de la contabilidad nacional de los sectores institucionales de 2004. Por su parte, el Banco de España nos acaba de ofrecer las cuentas financieras del cuarto trimestre, lo que permite hacer una radiografía completa, aunque con datos muy provisionales, de la situación económico-financiera de las familias y empresas españolas durante el pasado año. Toda esta información suele usarse poco en los análisis de coyuntura, probablemente porque su periodicidad, por lo que respecta a la contabilidad nacional, sigue siendo anual. Debería ser una de las prioridades del INE incorporar estas estimaciones en la contabilidad trimestral, aunque fuera con más retraso que las relativas a los componentes del PIB por el lado de la demanda y de la oferta, pues el conocimiento de las situación de los sectores institucionales es fundamental para entender la marcha de la economía y, sobre todo, para vislumbrar los derroteros de la misma a corto plazo.

La próxima reforma fiscal debería estimular el ahorro y desincentivar la compra de vivienda

Centrándonos en el sector privado, lo primero que llama la atención es el fuerte deterioro del saldo no financiero, es decir de la diferencia entre los ingresos y los gastos de carácter no financiero, que pasó de un déficit equivalente al 2,4% del PIB en 2003 al 3,9% en 2004. Dicho saldo es la diferencia entre el ahorro (aumentado en las transferencias de capital netas recibidas) y la formación bruta de capital (inversión), y, como se ve en el gráfico de la izquierda, es la consecuencia de una ligera disminución del ahorro, como porcentaje del PIB, y de un aumento notable de la inversión. Ello se enmarca en las tendencias observadas en los últimos nueve años. En principio, no parece malo que los españoles nos endeudemos para aumentar el stock de capital, pero hay que tener en cuenta dos consideraciones: la primera, que la mitad de todo el aumento de la inversión desde 1995 se ha materializado en vivienda, y que es muy discutible que ello sea productivo, es decir, que aumente el potencial de crecimiento de la economía española; la segunda consideración es que el aumento de la inversión debería ser financiado en mayor medida por un aumento del ahorro y no sólo apelando al endeudamiento, pues los niveles a que ha llegado éste, sin sobrepasar los límites de la solvencia, han situado a las familias y empresas españolas en una situación demasiado expuesta a previsibles aumentos de las cargas financieras por subidas de los tipos de interés o a un empeoramiento de la coyuntura que redujese el nivel de empleo y los beneficios empresariales, lo que hipoteca el futuro a medio plazo de la economía española.

Todo esto es especialmente válido para las familias. Su tasa de ahorro volvió a disminuir en 2004 (gráfico central), y probablemente en mayor medida de la estimada por el INE, a tenor de la variación del ahorro financiero que se deduce de las cuentas financieras, que ha pasado a valores negativos probablemente por primera vez en la historia económica española. El problema es que, una vez perdidos los instrumentos de la política monetaria, es prácticamente imposible para las autoridades españolas enderezar en el corto plazo estas tendencias. Quedan los instrumentos fiscales y, en este sentido, uno de los objetivos prioritarios de la próxima reforma fiscal debería ser estimular el ahorro y desincentivar la compra de vivienda.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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