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Análisis:POLÍTICA PRESUPUESTARIA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Álvarez del Manzano 'versus' Ruiz-Gallardón

Al analizar la ejecución del Presupuesto de 2004 del Ayuntamiento de Madrid, Izquierda Unida no trata de reeditar un debate que ya tuvo lugar, sino valorar la capacidad de gestión del equipo de Gallardón mediante un ejercicio de lectura crítica y rigurosa justo al borde de la mitad de legislatura. IU concluyó en ese debate que ése no era nuestro presupuesto, desplegando críticas y planteando alternativas con otra escala (la de los ciudadanos) y otras prioridades sociales. Paradójicamente, y a la vista del comportamiento del gobierno, parece que ese presupuesto tampoco es el del Partido Popular, por lo que habrá que entenderlo como una batería de medidas errabundas.

El interés del tema de la liquidación viene porque se trata de la prueba del nueve del tránsito de la gestión de Manzano a Ruiz-Gallardón y evidencia cuáles son los costes del cambio de guardia del PP en el Ayuntamiento madrileño: un incremento de gastos que no son prioritarios y de bajo perfil social, que implica que, de no subir el ahorro o los ingresos (lo que supondría aumentar la presión fiscal), el Ayuntamiento tendrá un problema serio. Manzano (aún considerando que el presupuesto de 2003 era de puro trámite de liquidación), fiel a sus principios conservadores, no subía los impuestos, tenía poca deuda y gestionaba con ralo criterio asistencial, olvidando las demandas sociales en su dimensión real. Gallardón, en su apuesta de cambio, sube impuestos, dispara la deuda y no ejecuta las inversiones que él mismo considera prioritarias (salvo aquellas que gozan de su absoluto beneplácito).

Desde Izquierda Unida apelamos a la modestia y al rigor en el balance
La mitad de las obras previstas en Patrimonio Histórico tendrán que esperar otra oportunidad

La tristeza en la gestión de Manzano contrasta con la temeridad de Gallardón y su modelo pseudoconservador. Estaríamos entonces ante un doble engaño: el de haber hecho crecer la presión fiscal al ciudadano (pese al compromiso programático del PP) y el de no ejecutar las inversiones. Manzano no ejecutaba el presupuesto, pero incorporaba remanentes, Gallardón, por contra, no dispone de liquidez como consecuencia del agujero que presenta la Gerencia Municipal de Urbanismo. La pregunta sería: ¿cómo incorporar remanentes?, ¿con qué se van a financiar? Se puede, por tanto, hablar con propiedad de unos presupuestos de hierro (o de riego asfáltico por lo que hace a la M-30) y de paja (en lo que toca a la ciudadanía) que no se ejecutan

En materia de ejecución, en el capítulo de ingresos se pierden 3,2 puntos porcentuales respecto al 2003 y en el capítulo de gastos se pierden 6 puntos porcentuales. A efectos de liquidación, lo más destacable no es el porcentaje de remanentes de crédito que se incorporan al año siguiente (196 y 329,7 millones de euros, respectivamente), sino la pérdida de 525 millones de euros a causa de la ineficiente gestión del gobierno de Gallardón. Al hablar de mala ejecución presupuestaria no sólo criticamos la ineficaz política inversora del Ayuntamiento, sino cómo ésta se refleja en las inversiones en nuestros barrios. La pérdida de 525 millones de euros tiene nombre y apellidos. Las obras relacionadas con la candidatura olímpica (Centro de Deportes de Tenis, Centro de Deportes Acuáticos, Estadio Madrid y Parque Lineal del Manzanares) presupuestadas con 135 millones de euros han dejado de invertir 110 millones. Este descalabro se ha compensado sobradamente con los 154 millones relacionados con el convenio por la compra del Palacio de Correos. Las prioridades de este equipo de gobierno tienen un coste en las áreas municipales: de momento no se ejecutan las inversiones olímpicas, pero el resto de inversiones que afectan a nuestros barrios sufren un importante recorte. Las escasas inversiones en Servicios Sociales no se ejecutan, se dejan de invertir obras en edificios municipales por importe de 7 millones, así como obras en polideportivos por valor de 3,8 millones. La política de redistribución en los barrios plasmada en los planes especiales para cuatro distritos desfavorecidos (Carabanchel, Latina, Tetuán y San Blas) presupuestadas en unos 3 millones, son puro papel mojado. La preocupación por el medio ambiente y la calidad de vida de los madrileños queda en entredicho, con una pérdida de inversión de unos 80 millones. Esa desinversión se produce en los 9,5 millones destinados a nuevos parques y reformas de los existentes en los barrios, no han sabido gastar 6,6 millones, pero ese desaguisado ambiental ha tenido efectos sobre parques emblemáticos como el Retiro, Parque del Oeste, Quinta de la Fuente del Berro, Parque de las Cruces, Cuña Verde Latina, Parque Sur, San Isidro, Parque Matadero. Este glosario de recortes también afecta a Las Artes. La mitad de las obras previstas en patrimonio histórico (cuartel de Conde Duque, Futuro Museo de Artes Populares, Casa Duquesa de Sueca, Centro Cultural Galileo, Palacio Quinta Los Molinos, Nave Boetticher) tendrán que esperar una nueva oportunidad.

Las multas son un flanco débil que revela una más que limitada capacidad de recaudación efectiva, aunque las multas imponerse se impongan. Ni siquiera mejora con el Convenio firmado con la Comunidad de Madrid, para cobros en periodo de apremio para sujetos con domicilio en la geografía autonómica. El escaso cobro por ingresos del sistema de gestión de envases es otra falla considerable en materia contable, pero sobre todo por la dosis de fracaso que comporta la gestión de los RSU desde la perspectiva ambiental. Se produce una pérdida de 100 millones de euros que no compensan las pérdidas por el IAE, o si se prefiere diremos que ésta si es una forma de saber cuánto es lo que nos cuesta una medida propuesta y ejecutada por el Partido Popular que no garantiza la suficiencia financiera municipal.

La Gerencia de Urbanismo dejó de funcionar el 31 de diciembre de 2004, pero el balance se ciñe a la palabra desastre. En su frontispicio, una marca nítida: el desequilibrio financiero (Intervención General dixit) con un resultado negativo de 113 millones que vendría a sumarse a los 95 millones de 2003. Lo peor, más allá incluso de la situación misma, es la carencia de objetivos de corrección. Esos 113 millones hay que financiarlos, y al desaparecer la Gerencia habrán de ser asumidos por el Ayuntamiento. Ese déficit proviene tanto de las parcelas no vendidas como de las cesiones de derecho de superficie y el pequeño superávit no es suficiente para asumir el agujero del organismo. La promesa de Gallardón de poner fin a la caótica gestión de Manzano de acudir a los reconocimientos extrajudiciales de crédito choca con 177 expedientes que, aun reduciendo la cifra anterior (189 en 2003), suponen un importe superior y otro compromiso incumplido.

En este contexto, desde IU apelamos a la modestia y al rigor en el balance, porque hay signos problemáticos que señalan líneas de intervención, de necesaria corrección y de mejora. La visión triunfal se resquebraja y sus compromisos se resienten en medio de una gran ineficiencia en la gestión. Las prioridades de este equipo de gobierno están al descubierto y mucho más las inversiones en nuestros barrios. Inversiones que diseñan un modelo de ciudad que olvida, relega las inversiones de proximidad, que son las que más benefician a los madrileños. Para IU, cumplir la Ley de Estabilidad Presupuestaria no es un objetivo, porque el endeudamiento no es un problema si se usa para hacer ciudad, para alcanzar mayor cohesión social, más sostenibilidad y habitabilidad..., pero preocupa un endeudamiento que a juicio de agencias internacionales de clasificación, como Standard & Poor's o Fitch Ratings, dan para Madrid una perspectiva de estable a negativa que refleja el deterioro en la ejecución presupuestaria condicionado por el ambicioso programa de inversiones en infraestructuras básicamente. En suma, a juicio de IU, ésta es la expresión de un (des)orden trufado de una gestión tan caprichosa como ineficaz.

Concha Denche Morón. Portavoz de IU para temas de Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid.

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