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Washington presiona

Ángeles Espinosa

La salida de Líbano no afecta tanto a las relaciones bilaterales como a la posición estratégica de Siria en la región. "Ha perdido su principal baza contra Israel", advierte un embajador europeo. Algunos analistas sirios admiten que es "el principio del final". Después de los acuerdos de Taif, que en 1989 pusieron fin a la guerra civil libanesa, se entendía que mientras EE UU no pusiera pegas a la presencia siria en Líbano, el régimen no tenía que temer. Pero tras la invasión de Irak cambiaron las reglas.

Colin Powell viajó Damasco para pedir su cooperación en Irak, la expulsión de los grupos palestinos a los que da refugio y su salida de Líbano. No parece una coincidencia que Siria se hubiera opuesto a la guerra. "Su discurso no ha sido muy distinto al de algunos gobiernos europeos", admite una fuente diplomática. Pero el entorno era diferente, y los responsables sirios no lo entendieron.

Su actitud dio pie a todo tipo de acusaciones: desde que Siria vendió material militar a Irak en vísperas de la guerra hasta que ha permitido el cruce de la frontera a los voluntarios extranjeros de la insurgencia y que dio refugio a altos cargos del régimen de Sadam. A partir de ahí todos los esfuerzos sirios por apaciguar a EE UU o han llegado tarde o se han quedado cortos, a ojos de Washington. Ayer mismo Siria anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas con Irak, una medida que la mayoría de los países árabes adoptaron en septiembre. La retirada de Líbano también ignoró las advertencias previas y sólo se produjo después de la acusación unánime -aunque aún sin pruebas- del asesinato de Hariri.

Bush retiró a su embajadora en Damasco y ha filtrado su negativa a hablar con el presidente sirio. Washington ha agotado su paciencia y utiliza el caso para aislarle más. Ningún país de la zona ha perdido más que Siria con la victoria de EE UU en Irak: le ha dejado sin el pulmón del comercio ilícito con ese vecino y rodeado por aliados de Washington, con la única excepción de Líbano, convertido en un Estado cliente. Hasta ahora.

Aunque nadie duda de que las relaciones entre Damasco y Beirut vayan a mantenerse dados los vínculos históricos y familiares, las pérdidas políticas son evidentes. Tal vez por ello el último informe del International Crisis Group advierte de que si EE UU sigue presionando a Siria y el "régimen siente que su supervivencia está en peligro, podría intentar una huida hacia delante, utilizando los aliados que le queden en Líbano".

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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