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Reportaje:

Un viaje de ida y vuelta

Casi todos los inmigrantes que llegan estos días a Guipúzcoa desde Francia son devueltos por la policía

El abogado de guardia del turno de Extranjería del Colegio de Abogados de Guipúzcoa interpondrá en breve un recurso contencioso-administrativo "por la vía de hecho" contra la actuación de la Subdelegación del Gobierno en Guipúzcoa por devolver a las autoridades francesas sin asistencia letrada a los inmigrantes que estos últimos días están cruzando la frontera por Hendaya (Francia), con la esperanza de poder acogerse al proceso de regularización que el Gobierno central inició el 7 de febrero. "Tanto la devolución, como la expulsión, la denegación de entrada o el asilo exigen la presencia de un abogado de oficio y no se están cumpliendo eas garantías", explicó ayer el coordinador del turno de Extranjería, Iñaki Almandoz. Así se lo recordó ayer por escrito al subdelegado del Gobierno en esa provincia, Francisco Jordán de Urries.

"Cuando no tienes 'papeles', lo mismo te da estar aquí que en Bélgica", dice un joven indio

La frontera entre Irún y Francia es desde el pasado fin de semana uno de los puntos más sensibles en la ruta de entrada de los inmigrantes en España, sobre todo cuando se ha reforzado la presencia policial en el paso catalán de La Jonquera, donde han sido interceptados varios miles de ciudadanos extranjeros, que llegaban a España por el efecto llamada. "Sabemos que ahora hay 19 autobuses circulando por ahí", aseguran fuentes del Cuerpo Nacional de Policía.

El sábado, agentes de este cuerpo devolvieron a las autoridades francesas a 97 pakistaníes que habían logrado cruzar la frontera; el lunes, a 133. Ayer, las cifras eran más confusas. Sólo en San Sebastián fueron interceptadas y entregadas al menos 22 personas. Los abogados también observan irregularidades en estas devoluciones, muchas producidas en la calle y lejos de la frontera, y no descartan emprender otras acciones.Kulwinder, de 16 años, y Nirpal, de 27, son dos de los inmigrantes que trataron de burlar ayer la vigilancia policial para colarse en España. Los dos nacieron en Punjab, una región de la India, que linda con Pakistán. Pero no se conocieron hasta ayer en un vagón de tren, en algún lugar entre París y Hendaya, cuando viajaban con la esperanza de cruzar la frontera por Guipúzcoa para acogerse al proceso de regularización de extranjeros que finaliza el 7 de mayo. Compartían los mismos miedos e ilusiones, así que, al bajar del convoy, sobre las 7.00, eran ya compañeros de viaje. Caminaron, con desconfianza, los 100 metros que separan la estación de ferrocarril y la del Topo (cercanías que une esta localidad con San Sebastián), compraron su billete en una máquina y subieron al tren.

"Vine de India a España hace dos años en busca de una vida mejor", cuenta Nirpal, una vez que arranca el tren. Apenas se hace entender en inglés y no habla una palabra de español. "Pagué 16.000 euros por el viaje". ¿Seguro que 16.000? "Sí", responde Kulwinder en su nombre. "Insiste en que ese fue el precio y dice que primero trabajó aquí y luego en París, en la construcción".

El menor, hijo de un militar del ejército indio, se desenvuelve mucho mejor con los idiomas. Cuenta que llegó a Bélgica hace dos años, que ha trabajado allí en la recolección de fruta por seis euros la hora, que sabe lo que es el racismo -"No gustamos en Europa"-y que, harto de tanta irregularidad, ha decidido buscar fortuna en España. "Mi tío me llamó y me dijo que el Gobierno está dando papeles. Me espera en la estación de Albacete". ¿Sabe que es necesario un contrato de trabajo y acreditar que ha vivido aquí seis meses para lograr la regularización? "No lo sabía, pero es igual. Cuando estás sin papeles, lo mismo te da estar aquí que en Bélgica", replica.

Cada vez que el Topo se detiene, Kulwinder y Nirpal, que se quedan mudos cuando se les habla de mafias, miran de reojo el nombre de la parada. Es la primera vez que hacen este viaje, que otros inmigrantes, en su mayoría pakistaníes, conocen bien. Dice el revisor que el sábado y el lunes -la policía devolvió a Francia a 230 esos días- lo hicieron en grandes grupos. "Ahora vienen a goteo. Se bajan además en distintas paradas". Conforme el tren se acerca a la capital guipuzcoana se hacen más evidentes los nervios de los dos indios. "Cuando lleguemos, ¿nos puede ayudar a comprar el billete? Yo le doy el dinero y usted los saca...", proponen.

Aparentemente, ningún polícia les espera en la estación de Easo, en el barrio de Amara Viejo. Salen a la calle y caminan unos 200 metros hasta llegar a la avenida de Sancho El Sabio. Discuten sobre si coger el tren o el autobús que les lleve a Albacete. Ven una cabina telefónica y le piden a un fotógrafo que llame por ellos a un número. En ese momento, cuatro vehículos se detienen. "¡Policía! ¿Nos pueden acompañar, por favor?". Un agente de paisano del Cuerpo Nacional de Policía les enseña la placa y les sube a uno de los coches, en el que viajan otros inmigrantes. "Fotos no, por favor", dice.

Son alrededor de las diez y media y la aventura de Nirpal y Kulwinder, como la de otros 20 extranjeros que ayer pisaron San Sebastián, ha llegado a su fin. Al menos, la de por la mañana. Los agentes les conducen a la comisaría de Biriatou, justo en la frontera, donde hay lista de espera de inmigrantes para ser identificados y entregados a las autoridades francesas. Una furgoneta con 18 rumanos aguarda a que acaben con indios y pakistaníes.

La policía gala no habla, pero sí lo hace oficiosamente un agente español. "Están sobrepasados y les faltan intérpretes, así que los están dejando a casi todos en libertad sin abrir expedientes". La mayoría vuelve a dejarse ver inmediatamente por los aldedores de la estación.

Hendaya es estos días un espacio multiétnico en el que conviven por la calle pakistaníes, afganos, hindúes, mauritanos, chinos..., cargados con mochilas e incluso con maletas. Desconfían de todos. Miran con recelo incluso cuando se les advierte de que la policía les espera en San Sebastián. Y se suben al tren mientras dicen: "No es cierto. Nos han dicho que por allí tenemos vía libre".

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