Hacia el derecho a la adopción y la herencia
Dos mujeres flamencas de la ciudad de Kappelen fueron las primeras en inaugurar, el 1 de junio de 2003, el derecho entonces recién adquirido por las parejas homosexuales a contraer matrimonio. Dos años después, tras una experiencia exitosa en la que la sociedad, especialmente la de las grandes ciudades, ha aceptado de buen grado esta nueva institución familiar, el Gobierno federal de Bélgica se dispone a abrir la puerta a la filiación (que da derecho a la herencia) y a la adopción en el seno de las parejas homosexuales; algo a lo que hasta el momento no tenían derecho a pesar de estar casados.
"Si no cae el Gobierno federal, la adopción y la filiación para parejas del mismo sexo será una realidad de aquí a cuatro o cinco meses", vaticina Michel Thomé, presidente de la federación belga de asociaciones gays y lesbianas.
El actual Gobierno belga, sumido actualmente en una crisis política que ha abierto vagas especulaciones de dimisión, está formado por la coalición de liberales y socialistas, y estos últimos siempre han reclamado el derecho a la adopción para las parejas del mismo sexo.
Thomé, el primero en contraer matrimonio homosexual en su pequeño pueblo natal, Marchin, no planea tener hijos, pero como el resto del colectivo considera que se trata de un derecho al que todos deben tener acceso y opina que es una victoria que Bélgica lo contemple; una victoria que no es la única que se ha conseguido desde que los matrimonios del mismo sexo son legales en este país. Hace apenas un año, dado el éxito de la aplicación de la nueva ley, una circular de la ministra de Justicia, Laurette Onkelix, extendió el derecho a casarse también a los extranjeros que quisieran emparejarse con un belga.
Durante el primer año de aplicación de la nueva ley, en Bélgica (10 millones de habitantes) se celebró aproximadamente una boda homosexual cada día y se comprobó que ese tipo de casamiento resulta más habitual en las grandes ciudades que en las pequeñas, donde las reticencias suelen ser mayores. "Como es posible elegir, los contrayentes suelen optar por la ciudad natal más grande de uno de ellos", explica Thomé, "aunque muchas veces es más decisivo el talante del alcalde o de los concejales de cada corporación".
Al menos durante los primeros meses se celebraron más bodas homosexuales en Flandes que en Valonia, y dos de cada tres ceremonias fueron de hombres. Para el próximo junio se espera un balance detallado a escala nacional sobre el funcionamiento de este nuevo sistema en sus dos primeros años.
El matrimonio homosexual ha servido para fomentar, mientras tanto, los contratos de cohabitación legal que desde 1999 ya permitían a las parejas homosexuales hacer la declaración conjunta del impuesto de la renta y compartir bienes en general.
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