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ESTADOS UNIDOS | LA REFORMA SOCIAL

Avanzan las uniones civiles, no los matrimonios

El matrimonio entre homosexuales forma parte del gran debate cultural en EE UU. El panorama es muy diverso, y va a seguir siéndolo; avanza el reconocimiento de las uniones civiles gays, pero tiene cada vez más fuerza la oposición al matrimonio homosexual. Lo probable es que en los próximos años se den situaciones contradictorias que, en última instancia, deberán resolverse en el Tribunal Supremo.

La cuestión estaba aletargada cuando, el 12 de febrero de 2004, el Ayuntamiento de San Francisco decidió otorgar licencias de matrimonio a homosexuales. Cuatro semanas después, y tras casi 4.000 bodas celebradas, el Supremo del Estado frenó el proceso. En marzo de este año, un juez declaró anticonstitucional el fallo. Mientras, el Supremo de Massachusetts permitió, en mayo de 2004, los matrimonios entre homosexuales. Los dos elementos, en un año de áspera campaña electoral, despertaron la actividad de los grupos contrarios al matrimonio gay.

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Como resultado, el 68% de los norteamericanos está ahora en contra de equiparar el matrimonio heterosexual con el homosexual, aunque más de la mitad de la población está a favor de las uniones civiles, como ocurre en Vermont desde hace cinco años. En 43 Estados se niega el reconocimiento de matrimonios del mismo sexo; en 25 de esos Estados se trata de definiciones que pueden cambiar, pero en 18 la cuestión se ha incorporado a la Constitución del Estado a través de referendos: los votantes (Kansas fue el último lugar, el pasado 5 de abril) han adoptado enmiendas en las que se especifica que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, y en los próximos dos años, ese número se incrementará cuando haya consultas populares en otros cuatro Estados. Las enmiendas han sido aprobadas con un porcentaje medio del 70%, excepto en Michigan (59%) y Oregón (57%).

División social

Por tanto, en ningún Estado -demócrata o republicano- ha ganado la tesis de permitir los matrimonios homosexuales. La división, más que política, es social: las personas mayores son contrarias a admitir el matrimonio gay, aunque toleran las uniones; los jóvenes tienen una actitud más abierta. Es significativo lo ocurrido en Connecticut, un Estado absolutamente demócrata: las dos Cámaras acaban de aprobar la adopción de las uniones civiles -por tanto, Connecticut se une a Vermont y ya son dos los Estados en esa situación-, pero han definido al mismo tiempo que el matrimonio es "la unión entre un hombre y una mujer", lo cual refleja la opinión pública: el 56% de los votantes de Connecticut está a favor de legalizar las uniones civiles entre homosexuales, pero el 53% se opone a hacer lo mismo con el matrimonio entre personas del mismo sexo.

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