Una normativa muy complicada y con cambios continuos

Es mediodía y los agentes acuden a un taller de una conocida marca de coches francesa en la calle de la Oca. Los dos policías se presentan y piden hablar con el encargado de la gestión de los residuos. Se trata de Sergio, un vecino de Villanueva de la Cañada de 26 años que tiene un conocimiento perfecto de todos los residuos que se generan en el taller de chapa y pintura y de mecánica. "Cuando entras en un taller tan limpio y de una marca tan conocida, sabes que no vas a tener problemas porque lo tienen todo muy bien organizado", comenta uno de los agentes.

Eso no quita para que la inspección sea larga. Primero, la documentación: todos los contratos de los gestores de los residuos y los albaranes de las últimas recogidas, además del certificado regional de pequeño productor de contaminantes. Sergio lo tiene todo ordenado y se lo facilita a tiempo a los agentes. "Cuando vas a un taller pequeño, hay veces que tardamos hasta dos o tres horas y al final tienes que levantar un acta de que le falta documentación", añade el otro policía.

La siguiente fase consiste en comprobar los contenedores y que las etiquetas de materiales peligrosos sean visibles y se correspondan con los materiales que deben albergar. En el caso del taller de la calle de la Oca, todo está perfecto. El final llega con la firma de las actas. Los policías municipales deben controlar un amplio espectro de leyes y normativas que van cambiando día a día por la incorporación de directivas de la Unión Europea y por actualizaciones de los reglamentos.