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Argentina y el FMI libran una 'partida de póquer' en Washington

El ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, entró finalmente el sábado al ruedo de la polémica sobre los acreedores de bonos que no han aceptado reestructurar la deuda, al señalar que el canje de la deuda ya reestructurada no será reabierto. Observadores cualificados estiman que el cruce de declaraciones es lo más parecido a una partida de mus, de cara a la renegociación de la deuda de 14.000 millones de dólares que Argentina mantiene con el FMI.

La noche del pasado sábado (madrugada del domingo en España), Lavagna difundió un comunicado de tres puntos: "Primero, el Gobierno de la República Argentina ratifica plenamente que no será reabierto el canje de la deuda pública; segundo, el esfuerzo del Gobierno argentino está dedicado a atender con carácter prioritario al 86% de la deuda que se encuentra normalizada y a los derechos de los tenedores de dicha deuda; tercero, la República Argentina no acepta tratos discriminatorios y, por ende, exigencias inusuales respecto de otras reestructuraciones soberanas". Si bien el canje concita el apoyo del 76% de la deuda, el comunicado habla del total ya reestructurado, que asciende al 86%.

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Tanto el FMI como el G-7 han exhortado a Argentina a resolver el problema de los acreedores que permanecen fuera de la reestructuración (un 24%). Los Gobiernos de Italia y Japón, donde se concentran los acreedores que han rechazado la oferta, han endurecido su posición. El FMI pide al Gobierno argentino que, conforme a la filosofía (todavía por aplicar) de préstamos a países en mora, las autoridades de Buenos Aires ofrezcan pruebas de que están dispuestas a actuar de buena fe con el citado 24%. El problema: ¿cuál es la fórmula, habida cuenta de que el canje está cerrado? Sobre este punto se está trabajando, detrás de los bastidores. "Da la impresión de que todos están tratando de salvar la cara. Y Kirchner saca partido político", dijo una fuente del FMI.

Las exhortaciones públicas del FMI y del G-7 han llevado al Gobierno argentino a dar una respuesta de consumo político interno a seis meses de las elecciones legislativas de octubre próximo. Pero si se lee detenidamente el comunicado de Lavagna, surge algo evidente: Argentina, dice, considera "prioritario" atender la deuda ya normalizada. Lo que no quita para atender también, como se le está pidiendo, la deuda "no normalizada".

Argentina, pues, ha vuelto a copar el centro de la reunión del FMI, que se clausuró ayer, pese a los esfuerzos del director gerente, Rodrigo Rato, de mantener el asunto fuera del alcance de los medios. Ayer, Rato mantuvo una reunión de una hora y media con Lavagna. Preguntado al respecto, el director gerente no habló sobre el contenido del encuentro, pero aclaró que, según el Fondo, Argentina debe formular una propuesta para aquellos que se quedaron fuera del acuerdo. Su tono, conciliador, indicaba un intento de rebajar la tensión.

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