¿El fin de un sueño?
En el curso 97/98 se decidió la escolarización de los niños de El Vacie en cuatro centros de la zona Macarena de Sevilla, a pesar de la distancia del asentamiento a los mismos. Se superaron todos los inconvenientes: autobuses, comedor escolar, personal... Esta loable decisión en la que intervinieron diversas instituciones y alguna ONG se consolidó en los cursos siguientes, llegando a la escolarización la casi totalidad de los niños de las chabolas.
Han pasado ocho años y esta iniciativa se está quedando en una simple intención.En el aspecto educativo durante estos años, desde la administración no se ha hecho ningún análisis, ni evaluación del proceso de escolarización y sus resultados. Todo ha recaído en los colegios. En nuestro centro hemos mantenido una media de 30 alumnos del asentamiento por curso, con un rendimiento por debajo de la media y con un alto índice de conflicto. Pocos son los alumnos que continúan sus estudios en el instituto, donde se registra una abstención muy alta.
En el plano social, poco o casi nada se ha hecho: ha aumentado el número de alumnos conflictivos; los niños siguen presentando esa imagen de pobres de solemnidad; algunos chiquillos se encuentran en situación de franco abandono, con la madre en la cárcel y el padre "colgao"... Hemos pedido cientos de veces a través de protocolos, teléfono, cartas, entrevistas, la actuación urgente en algunos casos de niños y familias que ya no podían sufrir más la dejadez en la que se encontraban. De nada ha servido. La desesperación más absoluta nos invade.
Es cierto que El Vacie es un problema muy complejo y que necesita de una labor conjunta de varias administraciones. Para ello se creó el Plan para la erradicación del chabolismo. También está una nueva Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, que la verdad suena muy bien, pero que en realidad han hecho hasta ahora más bien poco.
Sólo hay que leer el preámbulo del Pplan Andaluz para la Inclusión Social para ver las buenas intenciones del mismo y lo lejos que estamos de la realidad de nuestros niños cuando dice: "La inclusión social es un fenómeno complejo que exige actuaciones integrales en las que los ciudadanos son sujetos activos en el proceso de transformación social, más allá de una visión de tipo asistencial ya superada"... ¿Ya superada?
A pesar de todo, no nos resignamos a dejar que estos niños sigan sufriendo y escribimos cartas como ésta con la ilusión de que alguien la lea y pueda decidir si estos niños tienen derecho a ser felices.
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