Maragall propone en Turquía un encuentro de las regiones de la UE en Barcelona
En un país como Turquía, en conflicto con el Kurdistán y Chipre, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, propuso ayer celebrar una conferencia de regiones de la Unión Europea y de los países que rodean el Mediterráneo que, según dijo, coincidiría en el tiempo con la Cumbre Euromediterránea de jefes de Estado y de Gobierno prevista para el próximo mes de noviembre en Barcelona.
Consciente de que no será fácil dar relieve político a una reunión de representantes de las regiones, Maragall no quiso especificar si el encuentro tendrá carácter institucional. Lo que sí tiene claro es que la conferencia de las regiones debe servir también para que Cataluña tenga un papel relevante en la gran cita de jefes de Estado y de Gobierno. Según Maragall, "Cataluña será un actor más importante que hace 10 años", cuando Barcelona ya acogió una primera cumbre de este tipo, cuyos acuerdos de cooperación norte-sur han tenido resultados más bien discretos.
El presidente de la Generalitat lanzó su proyecto de cumbre de regiones en la Universidad Sabanci de Estambul ante unas 80 personas. Bajo el título Barcelona +10, hacia un futuro euromediterráneo común, la conferencia de Maragall estuvo llena de referencias a los intereses políticos y económicos comunes que tienen Turquía y Cataluña. Y es que el objetivo de la visita oficial del presidente a Turquía es apoyar la candidatura de adhesión de este país a la Unión Europea. Una adhesión que, según Maragall, conviene a Cataluña porque "hará que el centro de gravedad económico de la Unión Europea se desplace hacia el sur" y los países mediterráneos hagan valer sus intereses en una Europa cada vez más escorada hacia el Este.
Pero nada será fácil. Maragall advirtió al Gobierno turco, de corte islamista moderado, sobre la necesidad de velar por los derechos humanos y de "progresar" en cuestiones como la libertad de expresión; asimismo reconoció explícitamente los "avances" del Gobierno turco, que acaba de abolir la pena de muerte, en materia de igualdad entre hombres y mujeres y le exhortó a seguir por esta senda.
Maragall, que se adivinaba cómodo alejado por unos días de la política doméstica, defendió el definitivo despegue del tan demandado Banco de Inversiones Euromediterráneas, así como el papel de la Organización de Naciones Unidas como único árbitro de los conflictos que asolan el Mediterráneo oriental.
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