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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una oferta necesaria

Aunque la ministra de Vivienda no se caracteriza por la claridad en sus explicaciones, las reacciones a su anuncio de que el ministerio considera la oportunidad de incentivar un mercado de pisos en torno a 30 metros cuadrados, para aliviar el problema del acceso a la primera vivienda, parecen excesivas. La ministra Trujillo ha explicado que los pisos reducidos se destinarían al mercado de alquiler y ha relacionado su tamaño liliputiense con un precio asequible. Pero el fuego graneado de críticas, defensas y contraataques no amaina. A los que descalifican la propuesta como un intento de rebajar la dignidad de los demandantes de pisos y los que entienden que no se puede resolver el problema construyendo zulos se suman ahora los que creen que la ministra vuelve a dar marcha atrás y demuestra así la inconsistencia de la política de vivienda del Gobierno.

En realidad, la idea de los pisos reducidos dista mucho de ser un disparate; cosa distinta es que la sociedad acepte o no el modelo. Una vez depurado el ruido ambiental se concluye que el ministerio no está proponiendo (o imponiendo) que los futuros compradores de pisos de protección oficial tengan que vivir en 25 o 30 metros cuadrados; sería más exacto deducir que con la situación actual de los precios es urgente flexibilizar el tamaño de la vivienda protegida (que hoy depende de cada comunidad autónoma y oscila entre 80 y 90 metros cuadrados) para permitir superficies más reducidas, además de mantener o aumentar el ritmo de construcción de VPO (viviendas de protección oficial).

Un mercado correctamente constituido es precisamente aquel que dispone de oferta de todas las superficies; y parece fuera de duda que, en función de los precios disparados por la burbuja inmobiliaria, debe existir suficiente demanda para pisos de 30 metros cuadrados si el precio resulta realmente asequible. Estudiantes, jóvenes emancipados, divorciados, personas mayores que viven solas o profesionales con encomiendas temporales son demandantes potenciales de los pisos de tamaño reducido en alquiler. El mercado de la vivienda, abandonado a la suerte de la construcción de viviendas libres durante ocho años por los gobiernos del PP, no se resuelve con pisos diminutos, como parece que han deducido de las palabras de Trujillo quienes se manejan con respuestas apresuradas o demagógicas. Pero esa oferta debe estar presente.

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La ministra debería mejorar su política informativa. El caso de los minipisos es un buen ejemplo que se suma al goteo de datos sobre la Sociedad Pública de Alquiler. Al cobro de una comisión mensual del 20% se ha sumado luego una fianza equivalente a un mes de alquiler. Todo ello puede ser razonable; lo que no se entiende es que la información se tenga que suministrar en pequeñas dosis.

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