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Crónica:LA CRÓNICA | Elecciones en el PaísVasco
Crónica
Texto informativo con interpretación

Las incógnitas nacionalistas

El 'lehendakari' no menciona su plan, pero habla con normalidad de la "consulta" y no aclara el alcance de su oferta negociadora al PSE

Soledad Gallego-Díaz

Según se aproxima el día de las elecciones van quedando más patentes los auténticos puntos fuertes, las incógnitas más interesantes, de estos comicios. Por ejemplo: ¿Conseguirá Batasuna movilizar su voto de forma que EHAK conserve sus escaños de 2001 (siete) o habrán calculado mal sus dirigentes al lanzar esa complicada operación en el último minuto y tendrán que conformarse con sólo dos o tres? ¿Cuál será la relación de fuerzas entre los llamados constitucionalistas? ¿Aguantará el PP el tirón del PSE y del efecto Zapatero? ¿Cuál será la lectura que hagan los socialistas en clave nacional si no consiguieran despegarse suficientemente de los populares?

Y, sobre todo, ¿qué tiene previsto el lehendakari Ibarretxe si finalmente la composición del Parlamento vasco fuera muy parecida a la actual y siguiera gobernando con un tripartito como el de los últimos cuatro años? ¿Está dispuesto a modificar algunos de los objetivos sustanciales del plan que hizo aprobar en la Cámara de Vitoria a cambio de lograr un nuevo Estatuto capaz de superar el listón del Congreso de los Diputados?

Muchos creen un error interpretar a Ibarretxe. Lo mejor es tomar lo que dice en sentido literal
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Los dirigentes del PNV aseguran que en estas elecciones sólo hay una fuerza que no ha dicho lo que va a hacer: el PSE. Pero la verdad es que la postura del lehendakari es bastante enigmática. Casi todo el mundo, incluso dentro del PNV, está de acuerdo en que suele ser una gran equivocación "interpretar" las palabras de Juan José Ibarretxe y que es mucho mejor escucharle con cuidado y tomar lo que dice en sentido literal. En el 2001 prometió un plan soberanista y eso es exactamente lo que preparó durante la legislatura, una propuesta de asociación libre con España, contra viento y marea y contra quienes le advertían de que no podría ser aprobado.

El problema es que en esta ocasión su mensaje no está claro. El lehendakari no menciona casi nunca su plan, pero, en cambio, sigue hablando con normalidad de la "consulta" (se supone que de ese proyecto).

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En la mayoría de sus mítines da a entender que es posible una nueva negociación, paralela en Madrid y en el Parlamento de Vitoria, pero nunca queda claro cuál sería el objetivo de esa negociación (salvo respetar la voluntad de los vascos y las vascas) ni cuál es el procedimiento que propone, más allá de unas llamadas telefónicas irrelevantes.

Lo único que queda siempre flotando es la impresión de que el lehendakari está realmente convencido de que lo importante es insistir: si sigue adelante con sus proyectos y si cuenta con suficiente apoyo electoral, llegará el día en que el Gobierno de Madrid acepte sin remedio sus planteamientos.

En el PNV, como partido, tampoco se aclara mucho la situación.El sector más próximo a Joseba Egibar se mantiene casi en silencio en estas elecciones, pero nadie cree que haya dado todavía por perdida la guerra que mantiene con Josu Jon Imaz por el control de la organización y por la defensa de un frente nacionalista y abertzale.

De momento, sin embargo, la única voz que se oye es la de quienes defienden la necesidad de abrir nuevas negociaciones y la de quienes emplazan a los socialistas a romper con el PP en Álava y a promover mesas de dialogo. "Si ellos están por un nuevo Estatuto y nosotros también, el procedimiento será lo de menos", aseguran en ese entorno.

¿Y el famoso plan? "No tiene sentido despilfarrar ese capital político, pero también es cierto que el proyecto aprobado en Vitoria tenía que cumplir un proceso y que ese proceso no se ha podido finalizar al votar en contra el Parlamento español". "Las leyes aprobadas por los parlamentos en una legislatura se pueden modificar y alterar en la siguiente", insinúan. Pero Ibarretxe calla. solg@elpais.es

Simpatizantes del PNV, en un mitin en Barakaldo el 9 de abril.
Simpatizantes del PNV, en un mitin en Barakaldo el 9 de abril.SANTOS CIRILO

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