China e India ponen fin a su disputa fronteriza

El primer ministro chino, Wen Jiabao, y su homólogo indio, Manmohan Singh, acordaron ayer en Nueva Delhi crear "una asociación estratégica para la paz y la prosperidad", cuyo máximo exponente fue la firma por parte de sus delegaciones del fin de la disputa fronteriza que mantienen los dos países desde hace décadas. El comunicado conjunto marca un avance significativo en las relaciones entre los dos gigantes asiáticos, y va destinado a impulsar intercambios diplomáticos y económicos. "India y China juntas pueden reorganizar el orden mundial", dijo Singh. Wen aseguró que Pekín respalda la intención de Nueva Delhi de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.

Los dos países fijaron el marco para resolver el conflicto sobre su frontera común, que será trazada, según recoge el acuerdo, mediante "una solución justa, razonable y aceptable para ambos". Las partes señalan que en la definición de la línea divisoria se tendrán en cuenta los factores históricos, las características geográficas, la seguridad, la gente que vive en las zonas afectadas, y si éstas están actualmente bajo control indio o chino.

Las diferencias limítrofes llevaron a las dos naciones más pobladas del planeta (suman un tercio de la población mundial) a una breve guerra en 1962, que finalizó con victoria del Ejército chino, que se retiró a su posición previa al choque. La demarcación entre China e India, bajo control británico hasta 1947, nunca fue clara. Nueva Delhi asegura que China ocupa 38.000 kilómetros cuadrados en Cachemira -en la parte occidental de los 4.000 kilómetros de frontera-, mientras que Pekín reclama 90.000 kilómetros cuadrados en el lado oriental, en el Estado de Arunachal Pradesh, entre Bután y Myanmar. Nunca se fijó una línea de alto el fuego, pero las zonas han permanecido tranquilas debido a dos pactos en 1993 y 1996.

La policía de Nueva Delhi estableció un fuerte dispositivo de seguridad para evitar protestas de los refugiados tibetanos. India ha acogido a su líder espiritual, el Dalai Lama, y al Gobierno tibetano en el exilio, desde que huyó de Tíbet en 1959, tras el fallido levantamiento contra el Gobierno chino.