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Reportaje:

Belleza, ingenio y economía

Fernando Tabuenca gana el premio de arquitectura del COAVN con el proyecto de su propia vivienda

El arquitecto Fernando Tabuenca trabaja con el lápiz en una mano y la calculadora en la otra. Esta es una de las principales características del estudio que comparte con Jesús Leache en Pamplona. Pero Tabuenca, nacido en la capital navarra en 1960, conjuga economía con ingenio y calidad constructiva, lo que hace que sus obras sean premiadas en sucesivas convocatorias de premios de arquitectura. Su último proyecto distingido -ha recibido el premio a la mejor vivienda por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN) y el II galardón Arquitectura con Termoarcilla, al que concurrían obras de todo el país- tiene una singularidad: es el del chalet en el que reside.

La vivienda que ha diseñado Tabuenca en la urbanización de Gorraiz, cercana a Pamplona, demuestra las posibilidades de la racionalidad aplicada a la arquitectura y que la sencillez no está reñida con la belleza ni la comodidad. Así lo entendió el jurado del COAVN. "Esta obra es fruto de un justo compromiso entre sensibilidad y razón que, con la naturalidad del verdadero ingenio, consigue reivindicar la discreción y la mesura como valores aún vigentes e inspiradores para el arquitecto", dice el fallo.

El premio destaca la discreción y la mesura como valores aún vigentes

Efectivamente, la casa evita caer en gestos grandilocuentes. Está ubicada en una parcela situada en la parte más alta de la urbanización, que cuenta en su parte trasera con unas excelentes vistas sobre el valle del Egüés. Así que Tabuenca, que en esta ocasión ha trabajado en solitario, decidió ubicar la vivienda en este extremo de la parcela. Y en el lugar más cercano a la calle, situó el garaje para dos vehículos. Consiguió con ello introducción de la naturaleza en el hogar y aislamiento sonoro, que será mucho mayor cuando crezcan los árboles en el patio de grava que separa la vivienda del garaje. Entonces también se apreciará mejor cómo el salón, que ocupa la mayor parte de la planta principal, se integra en el jardín, al que se abre al completo con puertas correderas.

Las ventanas practicadas en el muro del fondo de la planta principal enmarcan el paisaje en la forma apetecida: una panorámica completa del horizonte montañoso en la esquina del comedor, una gran apertura al cielo en el salón, y otra más reducida y alta para que el sol del mediodía deje su huella en el muro.

El arquitecto ha aprovechado hasta el último detalle de la configuración de la parcela en la construcción. Desde la orientación, hasta el desnivel del terreno. Gracias a este último, ha introducido los dormitorios en una planta inferior, más privada, oculta desde el acceso. Se enfrentan a un talud verde que los resguarda de vientos, vistas indeseadas del primer plano edificado y ruido de la carretera.

Y en cuanto a los materiales, él mismo lo explica: "He intentado utilizar pocos materiales, exprimiendo sus posibilidades constructivas y expresivas. Destacaría el uso de la termoarcilla, un material relativamente novedoso, asequible, y un excelente aislante térmico y acústico". Y con posibilidades estéticas, porque Tabuenca lo ha mantenido a la vista, simplemente encalado, en el interior del hogar, lo que provoca cierta vibración visual muy agradable. Y en exterior la termoarcilla está revocada con un mortero de cal que crea una apariencia de fachada mediterránea. Todo un placer visual en el duro clima navarro.

El dominio de la 'escuela navarra'

Fernando Tabuenca ha aplicado al proyecto de su residencia familiar un lenguaje formal contemporáneo utilizado sin complejos. Una virtud que se puede apreciar en otras obras que ha proyectado en compañía de Jesús Leache, merecedoras también de reconocimientos, como la casa Bermejo Elcano o la casa Rey Guembe, ambas en las cercanías de Pamplona, o la urbanización de la plaza del Ferial de Urroz-Villa (Navarra), sin olvidar el diseño de los centros de idiomas Bla Bla & Company.

El reconocimiento a la labor de los estudios de arquitectura radicados en la Comunidad foral es una constante que se puede rastrear en las últimas convocatorias de los COAVN y que en la de 2005 se cumple con creces. En todas las nueve convocatorias de este año hay presencia de arquitectos de este territorio o que han sido alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.

Llaman la atención dos detalles en la nómina de ganadores y finalistas. Por un lado, la presencia del joven equipo formado por los alaveses Sergio Araitoarro, Pablo Ortiz de Zárate y Manuel Vázquez, que han ganado en dos de las nueve modalidades en que se divide el concurso: en edificación equipamental, con un centro para mayores en la capital alavesa; y en interiorismo, por la reforma de una farmacia del barrio de Ariznavarra de Vitoria (este premio lo han conseguido ex-aequo con los navarros Óscar Pérez Silanes y Carlos Pereda, que han decorado un piso de Pamplona).

Y por otro lado, la localidad de Artajona, cuya restauración se está realizando con el esmero que le reconocen dos premios COAVN. Uno de ellos, para María Urmeneta y Pachi Chocarro en la modalidad de Planeamient; y el otro, para Manuel Sagastume, por su rehabilitación, junto a su compañero José Arauzo, de la vivienda unifamiliar El Corral. El jurado ha destacado, en este caso, que los arquitectos sacan valor del entorno con "la realización de una arquitectura que toma del diálogo con la piedra y el paisaje sus directrices, para culminar el proceso con un valioso y confortable espacio para vivir".

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