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CONFLICTOS SOCIALES

Los problemas de las ONG para tratar a los drogadictos

Los vecinos de Sevilla Este han conseguido paralizar durante varios días las obras de construcciçon de un centro de la organización de Rehabilitación y Reinserción de Marginados (Remar), basicamente toxicómanos. Según el portavoz vecinal, Ramón Bulnes, la razón para oponerse a este proyecto es que el solar que se le reservó hace más de una década era entonces un descampado aislado, pero hoy, con el barrio en plena expansión, está junto a dos colegios y creen que el centro sería un foco de inseguridad.

"¿Dónde acaba la cuota solidaria?", pregunta Bulnes, quien señala que la zona ya acoge un centro de esquizofrénicos, uno de enfermos mentales y otro de refugiados y que, en cambio, carece de centro de salud, guarderías o comisarías. El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ofertó la compra por parte del Ayuntammiento de las viviendas de los que no estuvieran de acuerdo con el centro Remar, lo que ha agravado las protestas de los vecinos.

En Granada, la asociación de vecinos del barrio de la Cruz, realizó protestas similares contra la instalación de un centro para el tratamiento de toxicómanos en la zona. La asociación vecinal llegó a celebrar a finales de 2001 un referéndum en la zona para reforzar su oposición a la sede de la asociación de ayudas al toxicómano Hogar 20. Algunos vecinos se echaron las manos a la cabeza y dijeron, a quienes quisieron escucharles, que el centro se iba a instalar "cerca de colegios" y en una zona que disfruta del índice de criminalidad más bajo de la ciudad.El resultado fue negativo, pero no impidió que la asociación, que lleva trabajando en Granada 23 años con notable éxito en la rehabilitación de toxicómanos, abriese el centro a comienzos de 2002.

Centros parados

Desde entonces, nadie ha notado un aumento de la delincuencia en el barrio ni ninguna incidencia negativa para los niños que acuden a los colegios de la zona. La asociación atiende a unas mil personas cada año en cada uno de sus programas de tratamiento. La nueva y discutida sede aportó a la anterior unas mejores instalaciones para la terapia familiar.

En Córdoba, sin embargo, la oposición vecinal sí freno en 2003 un centro de la asociación Convihda, que pretendía atender a toxicómanos en la barriada deprimida de Las Palmeras. El centro, que iba a repartir jeringuillas, alimentos y permitir a los toxicómanos ducharse, no se pudo abrir. Los vecinos se manifestaron y alegaron que los drogadictos del barrio no necesitaban esos servicios y lo único que se lograría era que llegasen de otras zonas de la ciudad. El caso de Las Palmeras recuerda, aunque con una menor virulencia, a la narcosala que intentó instalar unos años antes la Junta, a través de otra ONG, en la calle Torremolinos, situada en otra de las barriadas deprimidas de Córdoba. El local llegó incluso a ser quemado y la Junta desistió también por la oposición de los vecinos.

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