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Reportaje:EL FIN DE UN PAPADO | La situación en Roma

Roma se prepara para otra cita con la historia

Los partidos suspenden la campaña electoral y líderes de todas las corrientes asisten a una misa en la basílica de San Juan de Letrán

La misa por Juan Pablo II que a las siete de la tarde de ayer celebró en la basílica de San Juan de Letrán el cardenal vicario de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal italiana, Camillo Ruini, reunió a representantes de la práctica totalidad de la clase política italiana, encabezada por el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi; el del Gobierno, Silvio Berlusconi; el ministro de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini y el representante de la Unión, agrupación de partidos de centro izquierda, Romano Prodi.

Fue precisamente Prodi quien tomó la iniciativa, a primera hora de la mañana de ayer, de suspender los últimos actos de la campaña electoral que convoca a las urnas domingo y lunes a casi cuarenta millones de italianos para elegir a representantes en 14 regiones, dos provincias y 367 ayuntamientos. La iniciativa de Prodi fue inmediatamente acogida por el Gobierno y demás fuerzas políticas.

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El alcalde de la ciudad, Walter Veltroni, representante del centro izquierda, invitó a los ciudadanos a seguir el llamamiento del cardenal Ruini y "unirse y recogerse en torno al sufrimiento de Juan Pablo II", a quien al inicio de la celebración litúrgica calificó de "nuestro gran padre, hermano y amigo". Veltroni se había declarado poco antes en Radio Vaticano orgulloso de haber conferido hace unos años al Papa el título de ciudadano honorario de Roma.

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Ruini, que concelebró la misa con varios prelados y sacerdotes, rezó por el Pontífice, "que está afrontando la prueba más difícil de su larga y extraordinaria vida", y le llamó "siervo de los siervos de Dios". "Ese apelativo", añadió es "el título más amado por él".

La misa en la basílica lateranense era el acto culminante de la jornada de oración de una Italia cuyos políticos tuvieron casi la misma unanimidad en suspender sus últimos actos de campaña que en no alterar ni posponer la cita con las urnas. A este respecto, el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, subrayó que su departamento estaba en condiciones de "hacer frente a cualquier situación de crisis, prevista o imprevista".

Ya por la mañana, un grupo de parlamentarios de Gobierno y oposición se había reunido en la capilla de la Cámara de Diputados para rezar un rosario por el Papa. Allí desgranaron los misterios dolorosos, como correspondía al viernes y a la ocasión, el presidente de la Cámara, Pier Ferdinando Casini, los vicepresidentes del Gobierno, Gianfranco Fini y Marco Follini; los ministros de Políticas Comunitarias y de Asuntos Regionales, Rocco Buttiglione y Enrico La Logia; el senador vitalicio y siete veces presidente del Gobierno, Giulio Andreotti; los verdes Paolo Cento y Loredana De Petris, y la diputada de los Comunistas Italianos Gabriella Pistone, entre otros políticos.

Ante la previsión de la llegada a Roma de centenares de miles de peregrinos, calculada por los responsables de las fuerzas de seguridad, el gobernador de Roma, Achille Serra, se reunió a media mañana con el comité provincial de Orden Público y Seguridad. A esa reunión asistieron, además del alcalde, representantes de los cuerpos de carabineros, guardia de finanzas, bomberos, proteccion civil y el concejal de seguridad, entre otros.

Serra, explicó que se tomarán medidas para no colapsar la ciudad y facilitar la afluencia de personas y para la vigilancia de estaciones y aeropuertos, la movilización de las estructuras del voluntariado, y el establecimiento de tiendas de campaña en las que acoger a los millares de jóvenes que se espera que irán llegando a Roma.

Las autoridades quieren dar prioridad a la seguridad ciudadana en el plan trazado para acoger y organizar a los visitantes, y causar las mínimas molestias posibles a los ciudadanos. Las primeras medidas tomadas, ya el jueves por la noche, fueron el cierre al tráfico de la Via della Conciliazione, la avenida que une el Castillo de Sant'Angelo con la plaza de San Pedro, y la preparación de centenares de vallas para limitar el paso en las zonas más cercanas a la Plaza de San Pedro, rodeada por numerosos efectivos de las fuerzas del orden, que se incrementaron a medida que avanzaba la tarde.

La comunidad judía de Roma vivió con especial conmoción el trayecto del último viaje del Papa que estableció relaciones diplomáticas con Israel. Por la mañana, el rabino jefe acudió al Vaticano, y a lo largo de toda la jornada se sucedieron las declaraciones de varios representantes de este colectivo. Los judíos romanos no olvidan la visita que Juan Pablo II hizo a su sinagoga en 1986, ni la carta que depositó, en una oquedad del Muro de las Lamentaciones durante su visita a Israel en mayo de 2000, en la que pedía perdón al pueblo hebreo por los sufrimientos que había padecido.

También en la mezquita romana, a la que acudieron sus fieles a la oración del viernes, se rezó por un Papa que, según el presidente de la Liga Musulmana, Mario Scialoga, luchó por el diálogo interconfesional, rechazó la guerra de Irak y dijo que la paz en Oriente Próximo había que construirla con más puentes y menos muros, en alusión al levantado por Israel frente a los palestinos.

La campaña electoral terminó para casi todos poco después de las once de la noche del jueves, al conocerse el agravamiento de las condiciones de salud del Papa. En la RAI 3, de la televisión estatal, el ministro Roberto Maroni, de la Liga Norte, y Francesco Rutelli, representante de la Margarita, (centro izquierda), comunicaron en directo su decisión de no proceder al debate político, mientras la RAI 2 dedicaba un especial al agravamiento de la salud de Juan Pablo II. En cambio, el programa Porta a Porta de la RAI 1, dirigido por un Bruno Vespa que ayer se dejó ver en pantalla con los ojos húmedos hablando del Papa, emitió una larga entrevista con el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, en la que, sólo cuando llevaba aproximadamente una hora de perorata, sobrepusieron el aviso de que estaba grabada previamente. La emisión de esta entrevista con Berlusconi provocó ayer un encendido debate.

Representantes de más de un centenar de emisoras de radio y televisión ocupan el espacio en tre el castillo de Sant'Angelo , donde los equipos tienen sus unidades móviles, y la plaza de San Pedro. Los ojos de todos miran al tercer piso del Palacio Apostólico.

Periodistas y fieles, en la Via della Conciliazione, que desemboca en la plaza de San Pedro.
Periodistas y fieles, en la Via della Conciliazione, que desemboca en la plaza de San Pedro.ASSOCIATED PRESS

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