_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Huecos

"No sabe usted con quien está hablando". La frase me llega en una conversación en la que un amigo funcionario me cuenta que, cuando le tocó recepcionar una obra pública, se negó a firmar los papeles que le pusieron delante porque era del todo evidente que ni los materiales ni el equipamiento previstos en el proyecto tenían nada que ver con lo que le pedían que diera por bueno. La obra en cuestión había sido adjudicada en un primer momento a una determinada empresa de fuera de Andalucía, pero el encargo cambió de manos con la excusa de un abaratamiento que en el fondo encubría la financiación de una chapuza ejecutada, eso sí, por una empresa andaluza muy bien situada en el mercado de las gollerías. Mi amigo sabía perfectamente quién era esa persona de la que le hablaban, su interlocutor real, y entendió en seguida que el problema no consistía tanto en saber o no de quién se trataba como en el hecho de que esa persona no podía ser nombrada.

Como el asunto no reviste mayor novedad, prefiero andarme por las ramas. Y hay una que me llama la atención de una manera especial: parece que no sabemos con quién hablamos. El asunto del 3% de las obras contratadas por la Generalitat de Cataluña ha tenido un final infinitamente más escandaloso que el mismo hecho de que la concesión de una obra pública tuviera como requisito pagar una comisión ilegal: los partidos políticos implicados en el merdé han llegado en publico, en sede parlamentaria, al compromiso de mantener en secreto la verdad que están dejando a la vista los escombros de la ciudad. ¿Implica esta novedosa variante del retablo de las maravillas un nuevo concepto de ciudadanía? Buen ciudadano: el que hace como que no ve lo que está a la luz del día y más claro que el agua, el que hace como que no sabe lo que todos nos sabemos al dedillo, un conocedor que debe hacerse pasar por ignorante en todo menos en una cosa: el verdadero nombre del que tiene delante, halando con él.

Así es como el cuerpo del poder real que decide nuestras vidas se nos vuelve invisible, sin que por eso dejemos de sentir su presencia en todas partes. ¿Han reparado en esa maravilla ocurrida en Sevilla de que un mismo señor firmaba por tres empresas distintas? El alcalde de Sevilla dice que ese señor -le llamarían Trinidad- no actuaba a su lado, sino a sus espaldas. Y que por eso no lo veía: de donde se deduce que el alcalde de Sevilla es un buen ciudadano.

Todos conocemos perfectamente el nombre propio de este tipo de prácticas. La expresión "no sabe usted con quien está hablando" significa exactamente lo contrario de la política democrática. Y sin embargo lo habitual es que el poder de los Estados, que no deja de invertir tanta economía y tanta política en estrategias de identificación de los ciudadanos cada vez más precisas y más próximas, prefiera para sí la ocultación, la simulación y el secreto. ¿Hasta dónde es tolerable un poder innombrable y experto en borrar sus propias huellas? Elías Canetti dijo que todo está en los periódicos y que basta con leerlos con la necesaria mala intención. La mala intención -añado yo- que pone el nombre exacto donde hay un hueco estratégico.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_