Del bien morir
Deberían acusarnos a muchos, a mí, a todos los que creemos que se debe morir dignamente, y que los profesionales de la Sanidad tenemos mucho que aportar y sabemos cómo. ¿O es que alguien pretende acompañar al hospital a un familiar en fase terminal para que sufra? Por el contrario, pienso y defiendo que se acerca al hospital a esos pacientes para ayudarles a bien morir; por supuesto, con escrupuloso respeto a los protocolos establecidos y a las normas de deontología aplicables, teniendo en cuenta que el fundamento de la medicina es mantener la vida humana con calidad y sin sufrimientos.
Pero aún más. ¿Qué se intenta hacer con las Unidades de Paliativos? Todos a la cárcel, porque el Severo Ochoa no tiene esa unidad específica y por ello es que los profesionales de la Urgencia se ven (como pueden) sujetos a asumir ese cometido, así como los de plantas de hospitalización.
Es incomprensible de todo punto que una denuncia anónima y, por tanto, cobarde, pueda ser capaz de invalidar la cualificacion y talla moral de los actuantes diariamente en los cuidados de una población que confía, y espero que siga confiando, en un hospital y sus gentes que lo han dado todo, incluso en condiciones de extrema precariedad, por esa población en el concepto de la Salud Pública, que considera que debe tratar por igual a todos los ciudadanos y en especial a los que menos tienen.
Todo lo anterior se puede resumir en una expresión: Luis Montes somos y queremos ser todos.
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