La oposición de Kirguizistán lleva la revuelta contra el Gobierno a las calles de la capital
Tensiones entre Rusia y la UE por los acontecimientos en el país de Asia Central
Varios centenares de manifestantes de la oposición y fuerzas policiales se enfrentaron ayer en Bishkek, la capital de Kirguizistán, mientras el nuevo ministro del Interior en funciones, Keneshbek Dushebáyev, amenazaba con recurrir a la fuerza si los disturbios se extienden a la capital. "Para mantener el orden constitucional en Kirguizistán, la ley da derecho a los órganos del Interior a utilizar métodos de fuerza, medios especiales y armas de fuego", dijo el ministro, que había sido nombrado ayer mismo en sustitución de Bakirdín Subankékov.
Dushebáyev dijo que la fuerza no será utilizada contra los "ciudadanos pacíficos y respetuosos de la ley", pero amenazó con emplear "todos los medios" contra quienes "asaltan edificios y toman el poder". "No permitiremos el asalto o el asedio de las instituciones estatales y garantizaremos la seguridad de todos los habitantes de la ciudad", afirmó, refiriéndose a Bishkek. Por su parte, el nuevo fiscal, Marat Sutálinov, que antes era jefe de seguridad de la Administración presidencial, anunció que se han incoado varios procesos y que el número de procesados podría llegar a los 500, incluidos hasta una decena de instigadores de los desórdenes en el sur. El ministro del Interior y el fiscal general, Maktibek Abduldáyev, fueron destituidos a causa de los desórdenes en el sur del país.
Los acontecimientos en Kirguizistán fueron motivo de nueva irritación en la delicada relación entre Rusia y la UE. En una conversación telefónica con el alto representante de la Política Exterior de la UE, Javier Solana, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, calificó de "incorrecta" la valoración realizada la víspera por su interlocutor, según informó ayer la agencia Interfax. Según Lavrov, las "declaraciones públicas susceptibles de ser utilizadas por la oposición para caldear el ambiente tienen carácter contraproductivo". "La actual situación requiere una valoración de principios de las actividades de las fuerzas que han transgredido la constitución y la ley", dijo el ministro. Por su parte, Solana manifestó a la agencia Itar-Tass que sólo una "interpretación incorrecta" puede haber llevado a calificar como "desestabilizadoras" las declaraciones de la UE sobre la situación en Kirguizistán. El alto representante explicó que se había limitado a reiterar la valoración de la OSCE.
Los dirigentes kirguizos han hecho intentos de diálogo con la oposición, personificados en el primer ministro, Nikolái Tanáyev, que aparentemente buscaba un interlocutor válido con quien tratar en Osh, una de las dos grandes ciudades del sur del país (la otra es Jalalabad) tomadas por los manifestantes. El prestigioso periodista ruso Arkadi Dubnov, especializado en temas asiáticos, abogaba ayer por una "mediación internacional" en vista de la "imposibilidad" de un diálogo directo entre las autoridades y la oposición. Los dirigentes kirguizos, hipersensibles a las revoluciones de colores, han rechazado los intentos realizados por el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili. Dubnov expresaba dudas sobre la capacidad de los líderes de la oposición de controlar a las multitudes que acuden a la capital con intenciones decididas. En Bishkek, señalaba, corren rumores de que Moscú habría dado esperanzas a Akayév sobre una posible intervención de las tropas rusas acuarteladas en Kirguizistán, en caso de que la situación se descontrole. Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, dijo ayer que estaba preocupado por los acontecimientos en Kirguizistán e instó a la oposición al diálogo.
Los enfrentamientos y las refriegas de ayer en Bishkek se saldaron con 30 detenidos que fueron liberados por la noche, según informó Bolot Marípov, periodista y uno de los organizadores de las protestas. La situación en el sur es tranquila, según fuentes de la oposición, pero según las informaciones oficiales, en Jalalabad se habrían registrado saqueos de bancos.
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