La magia del tebeo hecho cine

Han pasado más de treinta años desde que Heidi corriera monte abajo persiguiendo a Pedro. O desde que Marco quebrara los corazones de los niños españoles buscando a su madre por medio mundo. En estas tres décadas, los dibujos animados japoneses han pasado de ser tiernas demostraciones de cariño adolescente (Candy, Candy) o de férreas amistades juveniles (Oliver y Benji) a cultivados cuentos de hadas para adultos y explosivas recreaciones de un futuro siniestro y cyberpunk. El anime japonés (la traslación al cine de los tebeos nipones, los manga) ha tomado las pantallas, derrotando al resto de largometrajes en festivales tan serios como el de Berlín o metiéndoles un gol a los estudios hollywoodienses en su fiesta privada, los Oscar. Canal + y Cinemanía analizan desde esta noche el espectacular crecimiento del anime con un ciclo especial que incluye siete de sus títulos imprescindibles y un documental de producción propia, Explosión anime, que recorre los cambios que han convertido a este género en uno de los más excitantes del mundo del cine.

El menú especial empieza esta noche en Canal + con El viaje de Chihiro (22.00), espectacular sorpresa que convulsionó hace tres años el Festival de Berlín, donde logró el Oso de Oro. Era la primera vez que una película de animación lograba este premio; el reconocimiento se vio multiplicado cuando ganó el Oscar al mejor largometraje de animación. Detrás de la delicada historia de una niña de 10 años que se pierde -una Alicia del siglo XXI- y aparece en una dimensión mágica poblada de seres mitológicos del antiguo folclore japonés se esconde el director Hayao Miyazaki, cabeza visible de los estudios Ghibli, cuna de las series Heidi y Marco. Miyazaki vive atado a su mesa de trabajo: Ghibli depende de las ideas que surgen de este animador nacido en Tokio hace 54 años. Por eso no sale de su país, no promociona sus filmes ni coge vacaciones, salvo para preparar, escondido en una pequeña cabaña en una remota zona montañosa, sus siguientes proyectos. Miyazaki se autorretrató en El viaje de Chihiro como un anciano con patas de araña que no para de trabajar, siempre al borde de la extenuación. "Me encantaría tener seis manos como él", comentó Miyazaki en el estreno del filme.

Tras el documental Explosión anime (0.04), la noche proseguirá con Metrópolis (0.58), película de lejanas referencias al clásico homónimo de Fritz Lang (por lo menos en atmósfera y ambiente). Dirigida por Rintaro (nombre artístico de Shigeyuki Hayashi), el verdadero corazón de ese thriller está en su guionista, Katshuhiro Ôtomo, otro de los grandes nombres del anime. Ôtomo es el padre de Akira (1988), la primera película de este género que se estrenó en Europa y que demostró que las buenas historias apocalípticas de ciencia-ficción se pueden contar con dibujos animados.

Akira es uno de los platos fuertes del maratón anime que ha programado Cinemanía (dial 10 de Digital +) para el próximo sábado. El filme de Ôtomo cerrará una velada que comenzará a las 18.00 con Patlabor: la policía móvil (1990); proseguirá, a las 19.40, con Ghost in the shell (1995), de Mamoru Oshî, un cóctel de ciencia ficción y cyberpunk en el que los hermanos Wachowski se inspiraron (por no decir que casi plagiaron) para crear su Matrix; tendrá como plato fuerte el estreno (22.00) de La tumba de las luciérnagas (1988), de Isao Takahata, el animador de 70 años cofundador de los estudios Ghibli y padre de Marco y Heidi, y continuará (23.30) con Memories. Ciudades destruidas, cyborgs, sexo y ultraviolencia: así es el anime.