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El Consell busca nuevos conflictos con el Gobierno

Camps da por iniciada la campaña de 2007 tras advertir que se agota el discurso victimista

El Consell que preside Francisco Camps se ha lanzado a la búsqueda de nuevos agravios con los que justificar su enfrentamiento con el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero y reforzar la idea entre el electorado de que el PSOE perjudica, o en el mejor de los casos ignora, los intereses de los valencianos. La Policía Autonómica, la financiación sanitaria o las políticas de inmigración empiezan a cobrar protagonismo en el discurso del PP, tras los signos de agotamiento que presenta la reclamación del trasvase del Ebro y el riesgo que supone acentuar el discurso anticatalanista.

"Hay semanas en las que no conseguimos vender nada"
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Quejas populares y abrazos socialistas

La idea de utilizar el poder autonómico y municipal del PP para desgastar a José Luis Rodríguez Zapatero partió del propio Mariano Rajoy tras perder las elecciones generales de marzo del año pasado y, al menos en la Comunidad Valenciana, la estrategia ha dado sus frutos, por lo menos hasta ahora. Según las encuestas que maneja el propio Partido Popular, Francisco Camps mantiene suficiente ventaja en intención directa de voto como para revalidar la mayoría absoluta si se convocasen a corto plazo unas nuevas elecciones autonómicas. Fuentes del PP valenciano reconocen, sin embargo, que los sondeos empiezan a reflejar la formación de algunos nubarrones hasta ahora inexistentes, entre los que destaca la buena valoración de algunas de las principales medidas políticas del Gobierno Zapatero y la capacidad del electorado para atribuir a los socialistas la responsabilidad en la ejecución de infraestructuras como la Copa del América o las líneas del AVE.

La crisis interna del PP, dividido entre campistas y zaplanistas, ha hecho que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, organice su discurso político y la toma de decisiones del Consell en función de los compromisos electorales. Tras la victoria en las autonómicas de mayo de 2003, Camps afrontó las generales en marzo de 2004, las europeas en junio, el congreso nacional del PP en octubre, el cónclave regional en noviembre, y el referéndum sobre la Constitución europea en febrero de este mismo año.

A falta de más convocatorias electorales en un plazo relativamente corto, Camps ha dado por iniciada la campaña electoral para las elecciones autonómicas de 2007, cuando todavía faltan por transcurrir casi dos años y medio de la actual legislatura. Una decisión con la que, según reconocen fuentes populares, Camps pretende relanzar su gestión hacia el futuro. Circunstancia que puede aminorar el efecto de las críticas hacia un Consell que está parapetado tras las estadísticas y arrastra unas cuentas deficitarias.

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Un destacado miembro del PP confirma que en la dirección regional del partido se es consciente de las dificultades para seguir colocando indefinidamente el discurso de defensa del trasvase del Ebro y de las señas de identidad valencianas (basado en un victimismo anticatalanista). "Hay semanas en las que no conseguimos vender [en los medios de comunicación] nada, ni siquiera en los que nos son más afines", confiesa este cargo popular.

El desmarque en las últimas semanas del discurso popular por parte de las organizaciones empresariales y agrarias, que piden que el agua no se utilice como arma arrojadiza y se busquen fórmulas con el Gobierno para paliar el déficit hídrico, ha hecho todavía más complicado mantener el nivel de tensión con el Ejecutivo de Zapatero buscado por el Consell, que anunció meses atrás una gran movilización para junio.

El discurso sobre las señas de identidad valencianas por parte del PP y el Consell también ha tenido que ser modulado. La radicalidad del argumentario del PP ha acabado por dar alas a regionalistas y grupos ultras que estaban situados en la marginalidad. Además, el discurso anticatalanista ha levantado ronchas en unos empresarios más interesados en aumentar las oportunidades de negocio con catalanes y aragoneses que en levantar barreras culturales.

El dictamen de la Acadèmia Valenciana de la Llengua que reconoce la unidad lingüística de valenciano y catalán -aceptado por el Consell para resolver la crisis creada en esta institución- y la presión de los empresarios para que Camps coloque entre sus prioridades la potenciación del Arco Mediterráneo han acabado por complicar todavía más el argumentario popular.

Ante esta situación, el PP ha optado por mantener vivo el argumentario del trasvase del Ebro y las señas de identidad -auténticos ejes programáticos- aunque dando entrada a reivindicaciones inéditas frente al Gobierno central. Así, ahora se reclaman más agentes de Policía Autonómica, más dinero para atender a los inmigrantes, más presupuesto para atención sanitaria o la potenciación de las líneas de cercanías de Renfe.

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