Benito Zambrano se rinde ante el delirio y la utopía de La Habana
"La música es la excusa para conocer a una juventud diferente", dice el director de 'Habana blues'
La Habana también ha atrapado a Benito Zambrano. Fue hace muchos años, más de 10, cuando el director sevillano conoció ya el drama, la alegría y la vitalidad de esa ciudad gris y vibrante. "La Habana te ofrece todo a borbotones, cada día es un día diferente, cada día sabes de una historia poderosa". Son las sensaciones de este director sevillano que estrena hoy en España Habana blues, su segundo largometraje tras Solas y la serie Padre Coraje, y que ha convertido en toda una mágica y emocionante declaración de amor a la ciudad cubana a través de la música. "Cuba ha significado para mí mucho más que el marco en el que me formé como cineasta. Allí amé, creé, volví a mirar y admirar a las mujeres. Me sentí tan bien y tan integrado que siempre supe que iba a rodar en Cuba", confiesa el realizador, que comenzó sus estudios de cine en la escuela cubana de San Antonio de Baños en 1992.
"Mi intención ha sido hablar de verdades humanas, desde un discurso emocional pero no político"
Habana blues, protagonizada por los actores cubanos Alberto Joel, Roberto Sanmartín, Yailene Sierra y los españoles Marta Calvó y Roger Pera, es un viaje por los sueños de dos músicos de la isla que ven la posibilidad de convertirse en estrellas de la música. El desarraigo, los desamores y la amistad son el trasfondo de una historia que utiliza la música para retratar una realidad social tan trágica como poderosa, como la que vive hoy una buena parte de la juventud cubana. "La música de rock, más allá de la clásica salsa o las habaneras, me ha permitido descubrir y hablar de unos jóvenes que, independientemente de las dificultades económicas, están viviendo al margen de la revolución, que buscan encontrar espacios de aire y libertad", asegura Zambrano, que comenzó a escribir el guión junto a Ernesto Chao hace unos ocho años y que reescribió y actualizó después de Solas. Él fue en busca de trovadores y cantautores y se encontró con un mundo contracultural, potente, casi marginal y underground de grupos de rock, hip-hop, reggae y heavy metal. "Me encontré con una juventud rica, creativa y superviviente. Más allá de las playas y el turismo tradicional, yo me enamoré de los músicos de rock que se mueven en pocos espacios, pero muy poderosos. La música ha sido mi excusa perfecta para entrar y conocer a una juventud diferente y meterme en la vida y el drama de unas personas".
Habana blues, cuya banda sonora cuenta con 18 temas originales, es una combinación perfecta de actores y músicos, de actores que hacen de músicos y de músicos profesionales que han conocido lo que es la interpretación. La música más auténtica desfila de la mano de potentes grupos como Free Hole Negro, Tribal, Tierra Verde, Scape y muchos más. Todo con un trasfondo social que no político. "Hacer una película en un país como Cuba, que no es el tuyo, tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja es que te conviertes en el perfecto observador, puedes mirar sin las implicaciones del que es cubano. El inconveniente es que no te puedes implicar en una realidad como si fuera tu propio país y que fue lo que hice en Solas o Padre Coraje. Mi pretensión desde el principio fue la de no hablar de buenos y malos, eso creo que les corresponde a los propios cineastas cubanos, que son los que tienen la obligación de hablar de su país. Habana blues puede ser vista como una mirada complaciente o ingenua, pero también tierna, cariñosa y respetuosa con una realidad dura como la que se vive en La Habana. Mi intención ha sido la de hablar de verdades humanas y de sentimientos, la de hablar desde un discurso emocional, pero no político", explica su realizador.
Los actores cubanos que han acompañado a Zambrano en esta aventura ya no saben lo que es ficción y lo que es realidad. Todos tienen el sentimiento de que Habana blues retrata algo muy verdadero, de que el filme refleja unas situaciones que ellos mismos viven día a día. "Ya no sabíamos lo que era la película y lo que era la realidad", confesó ayer un sonriente Roberto Sanmartín, quien se lamentó de que en su país sea más fácil escuchar a David Bisbal que a los Free Hole Negro. "No existe represión para este tipo de música que reivindica la película, pero lo que está claro es que no existen facilidades ni condiciones como las que hay para la salsa o el merengue", aseguró el intérprete.
"Algo pasa en Cuba, que se mueven todas las cosas por dentro". Esta opinión de Zambrano la suscriben los actores cubanos, pero al revés, ellos en suelo español. En Sevilla, el pasado martes, y ayer en Madrid, comprobaron las emociones que provoca la película. "Menos mal que los títulos de crédito son largos, así podemos recomponernos un poco y secarnos las lágrimas antes de que se enciendan las luces", decía ayer una periodista en Madrid. En Sevilla, Sanmartín y sus compañeros también tuvieron que secarse las lágrimas, pero con la sala encendida, ante un público en pie que les aplaudió durante 10 largos minutos y les vitoreó con olés y bravos.
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