VoIP: ¿Regular la revolución?
EL USO MASIVO de Internet está empezando a conformar realidades revolucionarias en ámbitos como el social y el económico. A la posibilidad de navegar e interactuar con bases de datos de todo el mundo a golpe de clic, la variedad de posibilidades comunicativas que aporta la utilización del correo electrónico o la participación en el intercambio de archivos con las redes de pares, peer to peer, se suma ahora la posibilidad de hablar directamente desde el ordenador con cualquier otro ordenador del orbe.
Es la voz por IP, Voice-Over-Internet Protocol (VoIP), que convierte la voz en datos y, a través de Internet, la envía a sitios lejanos de la Red; es parecido a la telefonía tradicional que lleva la voz a través de una línea eléctrica. Pero tecnológicamente no. La diferencia estriba en que en la tecnología VoIP, al transmitirse los datos por redes ya construidas, e internacionales, el coste es cero para los usuarios.
Llama la atención que la CMT levante la bandera de la defensa de los derechos de los usuarios, cuando no ha destacado precisamente por decisiones de este tipo
En Estados Unidos ya hay unas 400 empresas que venden servicios de VoIP; al ritmo que marca el uso de la tecnología se ha creado un negocio incipiente. En España se están comercializando aplicaciones VoIP, en entornos corporativos, con cierto éxito, debido fundamentalmente al abaratamiento de las comunicaciones.
Pero lo que ha abierto la caja de los truenos han sido aplicaciones como Skype.com: con una conexión a Internet de banda ancha, un ordenador, un micrófono y unos altavoces, cualquier ciudadano puede hablar gratuitamente con cualquier otro ordenador. Ya hay más de 70 millones de usuarios en todo el mundo suscritos a este servicio. O dicho de otro modo, hablando telefónicamente sin coste adicional alguno.
Por supuesto que esta nueva situación pone patas arriba el negocio tradicional de telefonía; millones de usuarios hablando gratuitamente desde sus ordenadores es un paisaje dantesco para los operadores telefónicos que viven de facturarnos por ese concepto.
La extensión por el boca a oreja de esta nueva tecnología está causando que las operadoras telefónicas tradicionales oferten, ahora sí, las llamadas de voz gratuitas al contratar servicios de acceso a Internet de banda ancha.
Y en esto llega la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT), que considera que la tecnología VoIP fomentará la innovación y el desarrollo de nuevos servicios y que sus características permiten, en este momento, aplicar un régimen de mínima regulación, salvaguardando los derechos de los usuarios.
Llama la atención que la CMT levante la bandera de la defensa de los derechos de los usuarios, cuando no ha destacado precisamente por la adopción de decisiones en salvaguarda del interés general y, por ende, de protección de los derechos de los usuarios de telecomunicaciones frente a los operadores telefónicos.
Basta recordar que este organismo es responsable de que el ADSL en España sea el servicio más caro y lento de Europa, sus decisiones sobre portabilidad de los servicios telefónicos hayan conseguido que el slamming, o preasignación fraudulenta, haya obtenido cotas en torno a los 150.000 hogares a los que se les ha cambiado de compañía telefónica sin su consentimiento, o sobre los fraudes derivados de una laxa normativa de la tarificación adicional, o la permanente negativa a iniciativas municipales que pretenden dar Wi-Fi -acceso inalámbrico a Internet- gratuito a sus administrados.
La CMT tampoco ha hecho nada por regular la calidad en la prestación del servicio de telecomunicaciones, o ha mirado hacia otro lado ante la proliferación de contratos abusivos impuestos por los proveedores de servicios de Internet.
En un panorama de desregulación intencionada en detrimento de la defensa de los intereses de los usuarios de telecomunicaciones y a favor de los intereses de las operadoras telefónicas, ahora va la CMT y quiere regular una tecnología que nos ofrece un servicio gratis. Pues estamos apañados.
Víctor Domingo es presidente de la Asociación de Internautas.
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