Siria desmantelará en dos semanas la central de su servicio secreto en Beirut
Unos 5.000 agentes controlan a la oposición y la vida política libanesa desde 1976
La sede central del servicio secreto sirio en Beirut, símbolo de la opresión que el régimen de Damasco ha venido ejerciendo sobre la población libanesa, será desmantelada antes de dos semanas, y sus agentes repatriados, según anunció este fin de semana el presidente Bachar el Asad a un emisario de la ONU. Sin embargo, las autoridades sirias mantienen silencio en torno a la suerte de los numerosos presos políticos libaneses, jordanos y palestinos detenidos en Líbano durante tres décadas, muchos de los cuales permanecen en centros de detención secretos en Siria.
La sede central de los servicios de inteligencia siria en Líbano se encuentra en los bajos de al menos dos altos edificios de viviendas situados en el elegante barrio de Ram el Beida, en el centro de Beirut. Los accesos de las oficinas, junto a las garitas de la policía, están decorados con la fotografía del presidente Bachar el Asad y una bandera siria pintada sobre el muro. Aunque no hay carteles indicativos, todos los beirutíes saben que allí se encuentra la odiada mujabarat.
En las dependencias de la sede central de Beirut, por las que han pasado diferentes líderes de la oposición durante los últimos 30 años, trabajan cerca de un millar de funcionarios. Se trata de un contingente reducido si se tiene en cuenta el volumen del trabajo: vigilar a los disidentes y controlar la vida política y social de una ciudad de cerca de un millón y medio de habitantes.
Los servicios de inteligencia sirios tienen abiertas, además de la sede de Beirut, oficinas en las ciudades más importantes del país, especialmente en Trípoli, Sidón y Tiro, así como en los alrededores de los 12 campos en los que viven 192.000 refugiados palestinos. Se cree que el número total de agentes supera los 5.000, pues hay que sumar un número indeterminado de informantes reclutados entre la población civil y los trabajadores sirios.
Bachar el Asad confirmó al emisario de la ONU, Terje Roed Larsen, en una reunión celebrada este fin de semana en Alepo, el desmantelamiento de la central en Beirut, pero al parecer no se trató el caso de los detenidos libaneses en poder de las autoridades sirias, un asunto que preocupa a las organizaciones de defensa de los derechos humanos y a la sociedad libanesa.
Amnistía Internacional (AI) denunció, en un informe elaborado en 1999, la impunidad de los servicios secretos sirios en Líbano, a los que responsabiliza de la desaparición de miles de ciudadanos. Amnistía aseguraba en el informe que algunos de estos detenidos fueron capturados al principio de la guerra civil libanesa en 1975 y que se encontraban en centros de detención secretos dentro de Siria, donde se les mantenía incomunicados. AI tiene documentados 300 casos de ciudadanos detenidos en Líbano y trasladados a Siria.
El Asad se comprometió con el emisario de la ONU a acantonar todas las tropas destinadas en el valle de la Bekaa antes de finales de este mes, tal y como anunció el presidente sirio en un discurso ante el Parlamento hace una semana. El Asad aseguró a Larsen que al menos un tercio de las tropas, es decir, 5.000 soldados, serían repatriados de manera inmediata, sin necesidad de esperar la puesta en marcha de la segunda parte del plan de retirada, según publicaba ayer el diario The Washington Post.
Los detalles sobre la retirada total de los soldados sirios de Líbano serán estudiados el 7 de abril por los jefes de los Ejércitos de Damasco y Beirut. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, aseguró ayer que existen "elementos positivos" en la evolución de la crisis.
La futura retirada total de las tropas de Damasco, en aplicación de la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad de la ONU, no deja de provocar manifestaciones a favor y en contra. Los sectores prosirios libaneses, especialmente en la comunidad chií, tratan ahora de frenar la aplicación de la segunda parte de la resolución en la que se ordena el desmantelamiento de la milicia de Hezbolá.
Ayer, en la ciudad de Nabatie, la capital chií del sur y punto de enganche de la milicia de Hezbolá, se celebró una gran manifestación, a la que acudieron cerca de 200.000 personas, para protestar contra la injerencia extranjera en los asuntos libaneses. Ésta es la segunda gran manifestación que Hezbolá celebra en poco menos de una semana.
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