Un puente para alcanzar el título
Cerca del 80% de los alumnos que siguen cursos de diversificación curricular logra graduarse
Suele decirse que el éxito en la educación depende de tres factores, la familia, los profesores y el propio alumno. Si falla alguno de ellos la cosa se complica. Hay estudiantes que llegan al final de la etapa obligatoria con alguna de esas cicatrices y se hace necesario un tratamiento de urgencia que enderece su trayectoria o, al menos, les coloque en un buen puesto de salida al mercado laboral. Para ellos se diseñó hace más de una década la diversificación curricular, unos programas de estudio adaptados a sus capacidades que les allanen el camino al título académico de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO).
Pasado el tiempo los resultados indican que entre el 75% y el 80% de los que han pasado por estos cursos han logrado su título, según los datos del Ministerio de Educación. Un 6,4% de los matriculados en 3º y 4º de la ESO seguía estos cursos en 2001/2002. Para orgullo de sus maestros, algunos prosiguen sus estudios una vez superado el bache y otros, incluso completan la carrera en la universidad. La mayoría de los que se gradúan, algo más del 50%, se matriculan en un ciclo formativo de grado medio (la formación profesional básica), alrededor de una cuarta parte saltan al bachillerato y cerca de un 20% salen a buscar trabajo.
Los profesores preparan libros de texto acomodados a las necesidades del alumno
Los cursos de diversificación curricular se organizan en aquellos institutos que lo solicitan formando grupos de alrededor de una docena de alumnos que entonces tienen 16 o más años. Los estudiantes se incorporan a estas clases de forma voluntaria con el visto bueno de los padres y del equipo de orientación.
Los profesores preparan para ellos libros de texto adapatados a sus necesidades en función de las áreas en las que presentan mayores dificultades. Se trata de suavizar aquellas lecciones que se les atascan, de explicar buscando otros ángulos... Y las asignaturas más difíciles se agrupan por áreas, cada una de las cuales imparte un solo profesor. Así, una profesora dará historia, lengua y geografía, mientras que otro colega impartirá las materias científicas. De tal forma que estos chicos tienen menos asignaturas, menos profesores y más horas de tutoría, una educación más personalizada.
Pero estos alumnos no forman una isla aparte sino que pertenecen a un grupo ordinario del centro; para no menoscabar su autoestima los de la "diver" vuelven con sus compañeros para compartir en la misma clase el resto de las asignaturas: educación física, ética, religión. Cuando el equipo de profesores evalúa a los aspirantes que quieren participar en estos cursos decide si lo harán por uno o dos años. Desde 3º o desde 4º de ESO. Se pretende que a los 18 años acaben la etapa obligatoria.
La formación de los profesores que se dedican a estos cursos tuvo mejores momentos, a decir de aquellos que la impartieron. Milagros Montoya, que ahora es profesora de diversificación en el instituto Valle Inclán de Torrejón de Ardoz (Madrid), formó a varios docentes de la Comunidad de Madrid en los inicios del programa. "Había cursos de 150 horas. Ahora, puede ser que haya algún curso o jornadas, pero no de forma generalizada", lamenta. Cree que en los últimos años "se ha buscado más la eficacia de los recursos que las respuestas educativas".
La reforma educativa del Gobierno del PP, José María Aznar, supuso un cambio para estos programas. Los profesores se quejan de que en la Comunidad de Madrid, que implantó temprano algunos de los cambios propuestos por la Ley de Calidad, se reestructuró el programa de diversificación. "Recibimos más de tres órdenes en menos de un mes. Fue un lío. Este curso se exigió que los alumnos tenían que repetir 3º de ESO para poder pasar a un curso de diversificación y han tenido que quedarse en las clases ordinarias. Después recibimos dinero que empleamos en profesores de apoyo para solucionar el embrollo", explica Gregorio Casado, jefe de estudios del colegio madrileño Padre Piquer.
Para la secretaria de educación del PP, Sandra Moneo, la diversificación "se ha demostrado un fracaso". Cita el "caso de Andalucía, donde uno de cada dos alumnos pasa de curso con todo suspenso. Los itinerarios [propuestos por su partido] están en Europa y ellos tienen mejores índices educativos", asegura.
El padre de este programa, Miguel Soler, -trabajó en el Ministerio de Educación para ponerlo en marcha- dice, sin embargo, que no es casualidad "que la diversificación funcione bien": "Son grupos reducidos, tienen menos profesores distintos, más tutoría y una mejor selección de los contenidos. El éxito de este programa debería servir de guía para el resto de la educación. Cuando un alumno repite curso no se trata de que pase otra vez por lo mismo", resume. Soler afirma que la tendencia actual es adelantar la edad para acceder a estos programas, "y no al revés, como en la comunidad de Madrid. Hay que atajar los problemas cuanto antes: que no tengan que repetir 2º de ESO". Quiere dejar claro que hay una diferencia fundamental entre estos programas y los itinerarios que planteó la Ley de Calidad. "Los itinerarios conducían a vías irreversibles, que cerraban el paso a los siguientes estudios mientras que con esto se cambia el enfoque de la enseñanza y los contenidos pero se puede seguir con el bachillerato".
Las páginas de Educación dejan de publicarse durante la Semana Santa y se reanudarán a la vuelta de las vacaciones.
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