Verbos y números romanos

En los casi 10 años que Milagros Montoya, profesora del instituto Valle-Inclén en Torrejón de Ardoz (Madrid), lleva dando clases a chicos de diversificación ha tenido tiempo de desarrollar algunas teorías, bien prácticas, sobre los problemas que acarrean estos chicos y les impiden avanzar: "Yo los llamo nudos de aprendizaje porque les cierran grandes puertas para aprender, y a veces son nudos que se deshacen con facilidad". Veamos algunos. En clase de historia descubrió que muchos de estos chicos no sabían leer los números romanos y "eso les ha impedido durante años interpretar los textos históricos porque no se enteraban de los siglos". "A la edad que tienen en estos cursos (16, 17 años) ya muchos no se atreven a preguntar o quizá ni siquiera saben que tienen ese problema", añade Montoya.

Otro ejemplo, éste de geografía: "Pasa a veces que confunden los puntos cardinales, o no saben dónde situarlos o los colocan completamente al contrario, así que la localización geográfica va al revés si no te das cuenta", prosigue la profesora.

El siguiente nudo de aprendizaje lo ha detectado en las clases de lengua. Son problemas que se repiten. En este caso se trata del análisis sintáctico de las oraciones, de las frases. Sus alumnos eran capaces de llenar la pizarra de siglas y árboles que se ramificaban para diseccionar una frase, con su sujeto, predicado, verbo, subordinadas... Hasta que Montoya descubrió que detrás de toda aquella arquitectura se escondía una carencia fundamental: "No sabían diferenciar un adjetivo de un verbo o de un sustantivo. Pregunté un día: ¿cuál es el verbo? Y me respondieron: 'Niño". Me di cuenta de que sin tener claros esos conocimientos no podrían estructurar sus pensamientos para hablar y escribir con corrección", explica. También percibió Montoya que muchos de sus alumnos de diversificación no conocían las conjugaciones de los verbos y eso les cerraba muchas de esas puertas que, andando el tiempo, puede que no sean capaces de volver a abrir.