La industria musical, rumbo al futuro por caminos sinuosos
El mercado de la música está atravesando una fase de profundas transformaciones. El acceso a través de banda ancha en Internet permite, en pocos segundos, descargar música en forma de ficheros. Éstos, a su vez, se pueden copiar y reproducir casi sin coste alguno o pérdida de calidad mediante simples ordenadores personales. Las bolsas de intercambio en Internet (las llamadas redes peer-to-peer) comunican a millones de usuarios de todo el mundo entre sí, quienes intercambian gratuitamente sus ficheros de música, vulnerando así, en la mayoría de los casos, las leyes de protección de derechos de autor.
La industria musical reaccionó sólo muy tardíamente a esta amenaza a su modelo de negocio. Los grandes sellos discográficos internacionales (los major labels) cuentan hoy con canales de distribución en Internet para vender sus productos mediante descarga. La cuota de mercado de esta vía de distribución sigue siendo baja, inferior al 10 %, pero su crecimiento es vertiginoso. Todavía no está claro si se impondrá la venta de piezas musicales por unidad o mediante una suscripción que permite el acceso a discotecas. Al margen de la distribución, también en otros sectores se han producido cambios:
La distribución mediante intercambio podría constituir un modelo (legal) de ventas para los grandes sellos discográficos
- En el tradicional mercado de venta de discos se observa una tendencia a una mayor discriminación por calidad y precio. El mercado empieza a padecer la presión a la baja sobre los precios de los discos compactos, derivada de la distribución a través de Internet. En el segmento superior de mercado se ofrecen caros CD acompañados de lujosos librillos, bandas adicionales de regalo, etcétera. Al mismo tiempo, son cada vez más las placas que se venden con mecanismos de protección contra copias ilegales. Pero aún no está claro si todas estas tendencias lograrán frenar considerablemente las ventas del tradicional CD. Según un reciente estudio de mercado, el disco compacto mantendrá su posición dominante hasta el año 2009.
- La difusión (ilegal) de música a través de Internet demuestra una persistente vitalidad, pese a todos los intentos de obstrucción por parte de la industria musical. Las major labels luchan en varios frentes, exigiendo normas legales más estrictas y entablando juicios a usuarios y operadores de bolsas de intercambio. Pese a todo, según un reciente estudio de la Universidad de California, la actividad de estas bolsas de intercambio no ha disminuido, sino que más bien ha crecido en los últimos meses.
- Por otro lado, la distribución mediante intercambio en Internet podría constituir un modelo (legal) de ventas para los grandes sellos discográficos. Varias empresas vienen desarrollando programas que permiten el intercambio de piezas musicales, en el que el usuario debe pagar por cada una de ellas. Algunas major labels han obtenido la licencia para estos nuevos canales de distribución. Para los operadores, el modelo peer-to-peer es atractivo ya que pueden repercutir los costes de distribución en el usuario. Y para las empresas discográficas, la ventaja es que pueden cobrar al menos una parte de sus cánones de licencia por la música distribuida a través de las bolsas de intercambio.
- Un mercado muy prometedor es la distribución de productos musicales a través de teléfonos móviles. Para la industria musical se abriría un canal de acceso al consumidor en una nueva situación de consumo: cuando el consumidor está en movimiento. Para los proveedores de móviles, esta modalidad podría suponer un modelo de negocio muy atractivo, ya que la venta de música a través de señal móvil de banda ancha requiere un elevado volumen de transmisión de datos. Los productores de teléfonos móviles podrían utilizar la mayor capacidad de memoria de sus celulares como argumento adicional de venta en un mercado ya tan saturado como el de los móviles. De hecho, ya se han establecido las primeras alianzas con este propósito.
En resumen: el número de canales de distribución aumenta, mientras los canales se transforman y se complementan. Es difícil de vaticinar cómo serán las futuras estructuras del sector musical. Lo único seguro es que el negocio de la música nunca volverá a ser tan simple y previsible como lo fue durante décadas.
Jan Hofmann y Jürgen Schaaf son analistas sénior de Deutsche Bank Research en Frankfurt.
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