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Entrevista:MARTA SAHAGÚN | Esposa del presidente de México

"Soy una mujer con vocación política, pero no tengo prisa"

Nunca en México la esposa del presidente de la República había adquirido tanto protagonismo. Marta Sahagún, 51 años, madre de tres hijos, casada con Vicente Fox desde julio de 2001, un año después de ser elegido presidente, tiene una vida propia que va mucho más allá de la que ha tenido habitualmente la primera dama. Con los recientes cambios en la nueva dirección del Partido Acción Nacional (PAN), en el Gobierno, doña Marta ha vuelto a la escena política y de nuevo se disparan los rumores sobre su presencia en alguna candidatura. Las encuestas le dan uno de los más altos índices de popularidad de la política mexicana. La polémica suele acompañar sus pasos, tanto en la esfera pública como privada.

Pregunta. Usted ha declarado que considera conveniente debatir el papel de la esposa del presidente. ¿Cuál debe ser este papel y dónde y cómo habría que debatirlo?

Respuesta. Creo que tiene que ser un debate con amplio consenso, no sólo de la clase política sino de la sociedad en su conjunto. Me ha tocado vivir una etapa de mucha discusión alrededor de mi persona y de mi trabajo. Sé que he roto mitos, he creado paradigmas, he establecido una realidad distinta. No me fui a trabajar al DIF [Desarrollo Integral de la Familia], adonde iban las esposas de los presidentes, simplemente porque no tengo nada que hacer ahí. Cuando decidí crear una fundación que se maneja con fondos privados, se produjo todo el debate sobre si la señora está incumpliendo la ley. Estoy dispuesta a asumir el resultado.

P. ¿Dónde están los límites a la función de la esposa del presidente de la República?

R. Desde luego, la ley. Nunca violarla. Los límites de cualquier ciudadano. Es decir, libertad con responsabilidad. Ser esposa del presidente es una enorme oportunidad en la vida. Yo he querido trabajar en un proyecto de nación en el que creo. Trabajar por las familias, las mujeres y los niños y jóvenes mexicanos.

P. Usted tiene un peso específico nada despreciable en la esfera política y es un factor de poder. ¿Está de acuerdo con esta apreciación?

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R. Honestamente, debo contestar que por supuesto tengo un peso. Pero un peso que hay que poner en el contexto adecuado. No sólo soy la esposa del presidente, sino que también soy una mujer mexicana comprometida con su país. Una mujer que comparte el proyecto del presidente desde su origen. Me casé con el presidente y sigo compartiendo con él sueños, ideales, proyectos.

P. ¿Vislumbra su futuro con o sin responsabilidad política?

R. Mi relación con el presidente tiene dos ingredientes fundamentales: libertad y respeto. No tengo que pedirle permiso. Yo decido. Pero dentro de estas decisiones, respeto su persona y su investidura. Tengo como prioridad compartir mi vida al lado del presidente Fox. ¿Qué más puede suceder? No lo sé. Hoy no lo puedo predecir.

P. La ambigüedad de sus respuestas, ¿no alimenta el interrogante sobre sus aspiraciones presidenciales?

R. Soy una mujer con vocación política, que tiene para mí un atractivo especial de servicio. Hoy en día todos nos tenemos que comprometer e involucrar en el quehacer y el desarrollo de este país. Yo también me comprometo y me involucro en el desarrollo de México. Hasta dónde y cuándo, no sé. Hay que esperar. No tengo prisa.

P. Una encuesta la sitúa empatada con Andrés Manuel López Obrador

[alcalde de la ciudad de México] en las preferencias de voto de los más pobres. ¿Es un aliciente añadido para sus aspiraciones de ocupar algún día la Presidencia de México?

R. Hay encuestas que me colocan ahí. Sin embargo, no tomo decisiones trascendentes movida por mi popularidad. La popularidad es algo que se da a través del carisma, la aceptación, la cercanía, la honestidad. Al final la popularidad sólo es una fotografía del momento. Yo me muevo por convicciones.

P. Su actividad social ha recibido críticas de asistencialismo, clientelismo... ¿No ha pasado la época en que las ayudas, los proyectos para los más pobres se identificaban con una figura?

R. Yo no hago asistencialismo ni caridad. Trabajo para ayudar a resolver los grandes problemas de este país, en coordinación con instituciones federales a favor de los derechos y la dignidad de la mujer, para que haya políticas públicas con equidad de género. Me comprometo con temas de educación, porque es el futuro del país, y con programas de salud, que no son un tema asistencialista.

P. ¿Se identifica con Eva Perón?

R. Evita fue una gran mujer, pero no me comparo con ella. Trato de aprender de todo lo bueno que todos y todas me enseñan, no sólo Evita. Hay muchas mujeres que admiro. No acepto que me llamen la Evita mexicana, porque cada quien tiene un momento distinto en la historia y una realidad diferente en su país.

P. El alcalde de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, acusa reiteradamente a su marido y a usted de promover su desafuero para apartarle de la carrera presidencial.

R. Es un asunto que no me compete abordar. Sólo puedo decir que no hay ninguna instrumentación desde Los Pinos [residencia presidencial]. No existe, nunca ha existido y nunca va a existir.

P. De su fundación se han denunciado irregularidades a la hora de captar fondos. Coca Cola [empresa de la que Fox fue primer ejecutivo para México y Centroamérica durante años] le ha otorgado 10 millones de dólares para cinco años.

R. Coca Cola tiene su propia fundación, que trabaja desde hace muchos años. Es una empresa responsable a la que mueve la generosidad. Cuando dialogamos y acordamos una ayuda de dos millones anuales durante cinco años, se acordó el tema indígena. Estados Unidos es el país que más fondos otorga, públicos y privados, a la filantropía. Ahí es donde decidimos crear Vamos México, con deducción de impuestos, con apego a la ley. Yo sirvo como puente. Coca Cola le entrega a Visión México que, a su vez, entrega los fondos a Vamos México en una operación totalmente transparente.

P. Este apoyo de Coca Cola, ¿no tiene ningún coste político?

R. La generosidad jamás tiene un coste político. Nunca. No se puede poner en tela de juicio un donativo legítimo, honesto, generoso de una empresa seria que sabe hacer acción social y se compromete con causas sociales.

P. La nulidad de su matrimonio eclesiástico se ha interpretado por algunos sectores, incluido obispos, como una señal de favoritismo.

R. También han dicho lo contrario. Es un asunto totalmente concluido. Capítulo cerrado.

Marta Sahagún, en el año 2002.
Marta Sahagún, en el año 2002.TEJEDERAS

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