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Carlos Mesa ha afrontado 820 protestas en sólo 17 meses

La política de diálogo y no de represión que quiso ejercer el presidente Carlos Mesa terminó bloqueada por las exigencias radicales, que paralizaron al país. El propio Mesa dijo que, en 17 meses, se había enfrentado a 820 conflictos, en los que se plantearon 12.000 diferentes demandas, de las que un tercio, 4.250, fueron resueltas.

Con la misma fuerza volvieron las huelgas, el paro, los bloqueos, las amenazas a "un promedio de dos conflictos por día". Además de los cierres de carreteras en 17 puntos de Bolivia, Mesa se enfrentó a la ocupación del aeropuerto internacional de El Alto, el cierre de válvulas de agua potable para La Paz y la ocupación de pozos petroleros en los distritos productores, a pesar de intensas negociaciones que fracasaron por la intransigencia de los grupos que llevaban adelante las protestas. Se exigía entonces, entre otras reivindicaciones, que la empresa petrolera boliviana tenga su sede en la localidad de Camiri, en el sur. Los bloqueos del líder de la oposición, Evo Morales, buscan la aprobación de la ley de hidrocarburos que su partido planteó en el Parlamento.

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Además, Mesa sufrió de la debilidad política de su partido en el Parlamento, en el que el presidente no tenía un escaño a su favor, así como de su inexperiencia en el liderazgo político, ya que decidió demorar la aprobación de leyes urgentes.

La enorme pobreza de casi el 70% de los bolivianos y su cansancio ante la falta de resolución de problemas locales, además de la lenta recuperación de la economía -que está ahora afectada por el paro y los bloqueos-, popularizaron las ocupaciones y las huelgas como instrumento de una atención más rápida de parte de los gobernantes.

La ocupación de tierras y las tensiones con los latifundistas, especialmente del oriente boliviano, fue otra fuente de conflicto para el Gobierno de Mesa, que estaba empeñado en solucionar un problema que se agrava por la pobreza extrema de los indígenas.

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