"El conflicto ha dejado a israelíes y palestinos exhaustos"

Peter Hansen ha pasado nueve de sus 64 años al frente de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), desde la que coordina la asistencia a cuatro millones de desplazados en Cisjordania y la franja de Gaza, pero también en Siria, Líbano y Jordania. A finales de mes deja su cargo, después de que Israel, que considera sus manifestaciones antiisraelíes, pidiera su cese al secretario general de la ONU.

Pregunta. ¿Han afectado las críticas del Gobierno israelí en su salida de la ONU?

Respuesta. Es un hecho que los israelíes no han tenido palabras amables hacia mis declaraciones. Han dicho cosas muy feas sobre mí, pero siempre he intentado tener en cuenta a las dos partes. No obstante, para mí no hay duda de qué autoridades han violado los derechos humanos, lo que ha causado un sufrimiento tremendo a los palestinos. Por eso, no me arrepiento de mis informes, porque lo he vivido durante nueve años y he dicho sólo lo que he visto.

P. ¿Qué implicaciones tiene para los refugiados la tregua alcanzada entre israelíes y palestinos?

R. Hemos tenido menos violencia en las últimas tres semanas en los territorios. Hay buenas perspectivas porque Ariel Sharon y Mahmud Abbas han invertido un gran capital político y dependerá de la habilidad de los dos para implicar a los moderados en el proceso. Para los palestinos significa una esperanza que no han tenido en los últimos cuatro años.

P. Pero aún no hay propuestas sobre el futuro de los refugiados.

R. Los textos sobre la mesa nunca han resuelto la cuestión de los refugiados. Es lo más difícil y por eso las partes siempre lo han dejado para el final. Pero lo realmente importante es que los israelíes acepten que hay un problema de refugiados y que la guerra de 1948 y la creación del Estado de Israel crearon ese problema. Para los refugiados lo más importante es lograr el reconocimiento de que fueron forzados a abandonar su tierra. Si Israel reconociese ese derecho, la situación sería mucho más fácil, porque los palestinos decidirían libremente si quieren regresar. Las encuestas demuestran que muchos de ellos no volverían aunque pudieran, pero Israel piensa que los palestinos van a inundar su país y que van a inclinar la balanza demográfica hasta desvirtuar el Estado judío.

P. ¿Hasta qué punto la cuestión de los refugiados puede poner en peligro la nueva tregua?

R. Las dos partes del conflicto están exhaustas y están dispuestas a hacer concesiones dolorosas pero necesarias.

P. ¿Cuál es el principal problema de los refugiados dentro y fuera de los territorios?

R. Para los que viven en la diáspora, la incertidumbre del regreso, sobre todo, en Líbano. En los territorios palestinos el problema es la devastación de la economía y las instituciones de gobierno y el fin de la ley y el orden.

P. ¿A qué se refiere?

R. La policía y los servicios de seguridad no funcionan. Hay luchas entre los distintos grupos palestinos. No obstante, hay signos de que Abbas está haciendo un buen trabajo en el restablecimiento del orden en los campos.

P. ¿Crece el radicalismo religioso en los campos?

R. En los lugares en los que hay violencia la gente se refugia en la religión, lo que deriva en posiciones fundamentalistas. Las mujeres refugiadas se cubren más que antes de la segunda Intifada y más hombres llevan barba.

P. Usted ha pasado los últimos nueve años sobre el terreno. ¿Cuál considera que es el camino hacia la paz?

R. Lo primordial es crear esperanza y confianza para el futuro. Y eso tiene que ver con la percepción que cada uno tiene del otro. Lo importante es la reconstrucción psicológica, y, desafortunadamente, lo que se sigue reforzando son los estereotipos negativos del otro. Los palestinos no ven a los israelíes como socios para la paz, sino como soldados que les humillan y que les hacen sentir inferiores. Y los israelíes ven a los palestinos como potenciales suicidas. Dejar de ver al otro como un opresor es un requisito indispensable para reconstruir la confianza mutua y lograr una paz que vaya más allá de un simple papel firmado.