Energía eólica
La producción de energía eólica está aumentando a ojos vista su contribución al total de la producción eléctrica en España. Hay instalados 8.200 megavatios de potencia, una cifra que ya supera ligeramente la potencia instalada de todas las centrales nucleares sumadas, aunque su producción energética es inferior debido a la intermitencia propia de la energía procedente del viento. En promedio, los molinos funcionan a pleno rendimiento aproximadamente una cuarta parte del tiempo. La cifra de 8.200 MW supera también las previsiones gubernamentales para 2010, aunque el vertiginoso crecimiento de la energía eólica hizo que dichas previsiones se modificaran hasta los 13.000 MW en 2011. Hoy tal objetivo parece fácilmente superable y existen propuestas para fijar en 20.000 MW la meta a alcanzar en 2012, lo que implicaría que para esa fecha un 18%, aproximadamente, del suministro eléctrico sería de origen eólico frente al 6% actual.
Es una magnífica noticia. Cada molino en funcionamiento supone menos carbón o fuel quemado, y en consecuencia, menos emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Cierto es que, debido a la imposibilidad de almacenar electricidad en el momento presente, la intermitencia de esta fuente de energía plantea problemas a la estabilidad de la red.
El desarrollo en España es debido principalmente a la legislación que establece un régimen de remuneración especial de este tipo de energías. Dicho régimen ha permitido que la producción de energía eólica sea hoy lo suficientemente rentable como para que se esté desarrollando un notable trabajo de innovación para disminuir costes y aumentar la eficiencia, al tiempo que anima a las empresas a invertir en el sector. Es previsible, y deseable, que otras fuentes renovables inicien pronto el despegue experimentado por la eólica, en particular la solar. El marco normativo y la calidad de los desarrollos científicos y tecnológicos permite esperar que España ocupe un puesto de vanguardia en el mundo y no ir a remolque, como ha sido la norma general.
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