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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Promociona que algo queda

Llegaron los parabienes. Decenas de articulistas han aplaudido ahora la película de Amenábar, algunos con cierta retranca, la mayoría con elogios triunfales. Incluso políticos que no acudieron al estreno ni a la ceremonia de los premios Goya porque Mar adentro era la película de Polanco y de Zapatero han manifestado ahora su contento porque, según dicen, ha ganado España. Cosas de la patria.

El cine español está, pues, de fiesta. Apuntándose al carro, hay quienes han declarado que el Oscar de Alejandro Amenábar y Fernando Bovaira es un triunfo de todos. Aún más: que si hubiera tan buena promoción de otras películas españolas se demostraría que todas son igualmente buenas, lo que no deja de ser una ensoñación, esperemos que transitoria.

En cualquier caso, parece cierto que hace falta más y mejor promoción del cine español, y que no son suficientes los esfuerzos que hasta ahora se hacen. Por ejemplo, el que desde hace seis años se realiza en Lanzarote con el título de Winter Spanish Film Screenings, al que son invitados compradores de películas de unos 20 países, que durante tres días pueden ver las 20 películas exhibidas en cuatro salitas de un lujoso hotel, mientras que en otros lugares tienen la opción de ver a la carta unas 100 películas más. Han dicho los organizadores de este original festival celebrado la pasada semana que este año ha habido 500 visionados y que se han establecido 80 preacuerdos de venta. Declaraciones a la prensa española, que acude con el objeto de dar publicidad a estos Screenings y a las bellezas de la isla, cuyos responsables políticos costean buena parte del tinglado. De ahí que se empeñen en salir en las fotos.

Cada una de las tres noches se presenta una película, esta vez en un cine de verdad y en calidad de estreno mundial, según clama la presentadora oficial, la actriz Isabel Prinz, que repite el mensaje en su buen inglés: "Es decir, señoras y señores, que nunca hasta ahora se ha presentado esta película ante el público y que esta noche se verá por primera vez, y será aquí, en Lanzarote". Y sube al escenario un representante del Cabildo, que entrega un premio al productor de la película de esa noche, mientras un entusiasmado público local aplaude con frenesí a los actores y actrices españoles presentes, llegando al estruendo cuando se trata de figuras de series de televisión. Así pues, al tiempo que se intenta vender cine español, se compensa a los lugareños con un ambiente de fiesta. Y lo agradecen: el estreno (mundial) de El penalti más largo del mundo, de Roberto Santiago, fue apoteósico. Y hubo ovaciones para R2 y el caso del cadáver sin cabeza, de Sáenz de Heredia, y para Frágil, de Bajo Ulloa, quien declaró a la prensa que está reflexionando sobre la posibilidad de abandonar el cine. Sería una pena: tiene aún mucho por hacer.

Hace ya tiempo que el cine francés organiza en París un sistema de promoción parecido, aunque sin discursos políticos ni espectáculos locales. Por su parte, en Barcelona se rumorea que algunos críticos de cine están intentando organizar allí sus propios screenings, emulando a los ya consolidados de Lanzarote. Toda promoción será bienvenida. Pero no sólo de promoción vive el cine. Para triunfar en los Oscar ayuda mucho que las películas sean buenas.

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