El hambre amenaza la vida a más de 800 millones de personas en 36 países
La FAO pide ayuda urgente para una crisis causada por las guerras y los desastres naturales
Más de 800 millones de personas de 36 países viven amenazados por la inanición, según el último informe Cosechas y escaseces de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU (FAO). La mayoría de los países que necesitan ayuda urgente está en África (23). En la lista hay siete países asiáticos y cinco americanos. En Europa, la república rusa de Chechenia necesita ayuda para alimentar a sus habitantes. Las guerras civiles y sus consecuencias, como el desplazamiento de población, se unen a las sequías e inundaciones como causa principal del desabastecimiento.
De los 36 países que necesitan ayuda urgente, en siete (Angola, Kenia, Lesoto, Malaui, Maldivas, Suazilandia y Zimbabue) las perspectivas son desalentadoras: la FAO calcula que las cosechas actuales tampoco serán suficientes para alimentar a la población. El futuro también resulta amenazador para otros cuatro: Botsuana, Cuba, Ecuador y Perú tienen perspectivas desfavorables, debido a las condiciones meteorológicas.
El tiempo (sequías, inundaciones) y las guerras se reparten casi al 50% la causa del desabastecimiento. También el tsunami que afectó al sureste asiático en diciembre se ha cobrado sus víctimas, poniendo en peligro la alimentación de la población de Maldivas y Sri Lanka.
Por continentes, la situación se resume a continuación:
- África. Es el más necesitado. El informe destaca la situación en tres países: Eritrea, donde la sequía dura ya tres años; Sudán, devastada por la guerra civil y la falta de lluvias, y Kenia, donde por segundo año consecutivo la producción de maíz va a ser inferior a la necesaria en algunas regiones, según la FAO. En cambio dos países tradicionalmente necesitados, Etiopía y Somalia, obtendrán mejores cosechas. Otros países con población vulnerable son Zimbabue, Lesoto y Suazilandia.
En el occidente de África, Mauritania vive una situación "crítica" agravada por la plaga de langosta. La inseguridad de Costa de Marfil "continúa trastornando las actividades comerciales y agrícolas".
- Asia. Más de 1,3 millones de personas han tenido que recibir ayuda alimentaria por culpa del tsunami del 26 de diciembre de 2004 en Indonesia, Sri Lanka, Maldivas, India y Tailandia, según el estudio de la FAO. La mayoría de las víctimas eran agricultores o pescadores. Estos últimos han sido los más perjudicados.
La ayuda internacional se dirige en estos momentos más a la reconstrucción que a los primeros auxilios, pero muchos agricultores se enfrentan a otra dificultad: la inundación de los tierras bajas por el agua marina ha salado el suelo, por lo que en algunos lugares el suelo será estéril durante al menos un par de años. En otros, las futuras cosechas serán menos productivas y los campesinos tendrán que hacer un desembolso para cambiar la variedad de cultivos que siembran, y buscar otros más resistentes a la sal.
La situación también empeorará en China. Aunque su producción de cereales aumentará este año un 11%, el gigante asiático pasará de ser un exportador de grano a ser un importador, con el consiguiente encarecimiento de precios.
Otros dos países asiáticos necesitan ayuda por culpa de la política: Corea del Norte seguirá necesitando ayuda, a pesar de que las cosechas mejorarán este año gracias a las lluvias. En Irak también habrá un aumento de la producción agrícola, pero no será suficiente: en los dos últimos años el porcentaje de niños menores de cinco años que sufren malnutrición aguda (una situación que se diagnostica cuando la relación entre peso y estatura no llega a unos mínimos considerados saludables) se ha duplicado, y ha pasado del 4% al 7,7%.
- América. En el sur la perspectiva de las cosechas de trigo, maíz y arroz es buena, con dos excepciones: Ecuador y Perú, donde la sequía afectará a la producción de cereales. En Centroamérica ya se está dando ayuda a las familias afectadas por la disminución de las cosechas de frijoles y maíz por culpa de la sequía. En Haití las inundaciones del invierno se han alternado con sequías para dañar la producción de alimentos.
Ni siquiera los países ricos del norte se libran de una ligera caída en la producción agrícola. En Estados Unidos la superficie cultivada ha bajado un 4%. También en la Unión Europea y Australia se prevé una disminución en la producción de cereales, el cultivo básico para la alimentación de la humanidad.
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