El empleado de patentes
En el artículo de opinión publicado el sábado pasado y firmado por José Manuel Sánchez Ron se vuelve a hacer referencia a Einstein como empleado de la Oficina de Patentes de Berna. Esta referencia, que es totalmente correcta, ha aparecido ya otras veces en este año en artículos sobre el centenario de los trabajos de Einstein y parece muy extendida, pero a mi juicio no es importante desde un punto de vista biográfico.
La cuestión es que Einstein fue empleado en esa oficina de patentes de 1902 a 1907, mientras estaba preparando su doctorado y "opositando" a diferentes cátedras y plazas de profesor, disfrutando así de un sustento económico en un puesto no demasiado exigente.
Al insistir en la figura de Einstein como un "empleado" de la oficina de patentes, parece que se desea transmitir la idea de que la originalidad de Einstein estuviese relacionada con su absoluta falta de conexión con el mundo académico, idea ésta que es absolutamente errónea. También se quiere quizá señalar que cualquiera, hasta un "simple empleado", puede desarrollar teorías merecedoras de un Premio Nobel. Einstein realizó una carrera académica bastante normal, aunque sin mucho éxito inicialmente, y lo revolucionario de sus ideas hay que buscarlo en su genio crítico y esfuerzo.