El PP hace oídos sordos a las encuestas y dice que mantendrá sin cambios su estilo de oposición

Las siete encuestas conocidas en el último mes y medio, incluida una del PP, conceden a los socialistas una abrumadora mayoría en Andalucía. Seis de estas encuestas (todas menos la del PP) dan al PSOE una intención de voto superior al 50%, con una diferencia de entre 15 y 21 puntos sobre la formación que dirige Javier Arenas. Los populares, pese a estos resultados, consideran que la línea de oposición que han cogido es la correcta y no la cambiarán un ápice. La dirección del PP entiende que una oposición "dura" es clave para buscar el deterioro del Gobierno de Manuel Chaves y recortar diferencias.

Tras las elecciones de marzo de 2004, en las que el PSOE recuperó la mayoría absoluta, la celebración del 28-F, Día de Andalucía, era la primera ocasión para medir la temperatura del escenario electoral autonómico. Y el termómetro no ha dejado lugar a dudas. Al PSOE le ha servido para confirmar su hegemonía en la comunidad, ya que todos los sondeos le dan un porcentaje de votos que le garantizan la mayoría absoluta.

Para el PP esta fecha era una prueba de fuego para conocer cómo había funcionado el cambio de liderazgo tras la debacle del 14 de marzo del año pasado y el regreso de Javier Arenas a la política autonómica.

Los sondeos, con pequeños matices, ponen de manifiesto que la diferencia entre socialistas y populares van desde los 15,8 hasta los 20,8 puntos, y que el primer año de Arenas no ha supuesto, de momento, un revulsivo claro para el PP. La dirección del PP sólo ha querido dar crédito a los sondeos que han señalado un ligero repunte de su formación, aunque está mirando con lupa todos los que se han publicado en las últimas semanas.

Pese a que todas las encuestas dibujan un escenario muy favorable para el PSOE, el PP no va a cambiar el estilo de oposición, que persigue el "deterioro" del Gobierno autonómico, según confesó la semana pasada Arenas. Al ser preguntado por los sondeos, el líder del PP se mostró "satisfecho" por los resultados y añadió: "El camino es bueno porque estamos creciendo y el PSOE bajando y eso es muy difícil que se produzca cuando ha transcurrido tan poco tiempo desde las elecciones".

Estas declaraciones de Arenas provocaron un cierto asombro entre los socialistas, muy satisfechos por los resultados de las encuestas pero que siguen sin entender por qué el PP no varía el rumbo. Desde el PSOE no se le ha querido dar demasiada importancia a los sondeos, dado que consideran "lógico" que estos ofrezcan un resultado similar a los obtenidos en urna hace casi un año, pero también late una difusa preocupación de que si esta situación se prolonga se puede producir una "relajación" entre sus responsables a partir de los segundos niveles de la organización. "Uno puede tener la tentación de no correr a por todos los balones", comentó ayer utilizando un símil deportivo un dirigente provincial.

En unas declaraciones a la SER, el secretario general del PSOE y presidente de la Junta, Manuel Chaves, negó que se estén "durmiendo en los laureles", tentación contra la que advirtió Felipe González en un mitin celebrado el pasado sábado con motivo del 25º aniversario del referéndum del 28-F. A los socialistas las palabras del ex presidente señalando que las victorias del PSOE se debe a sus propios méritos, pero también a los del adversario -"los otros son malos de cojones", dijo literalmente- no les han dejado indiferentes y algunos creen "excesivo" que haya puesto más el acento, a la hora de analizar los éxitos del PSOE, en los errores de la oposición que en los aciertos propios.

'Caña' o alternativa

El PP entiende que su oposición pasa por hacer una síntesis de dos posturas internas: los que creen que el recorte de diferencias sólo se producirá dando caña al Ejecutivo andaluz y los que estiman que la prioridad es presentar alternativas a cualquier cuestión que esté presente en el debate político autonómico.

La oposición cañera se ha plasmado en los últimos meses en la postura del PP frente a cuestiones como la pensión a los ex presidentes de la Junta de Andalucía o el viaje de Manuel Chaves a Cuba. En estos temas, los populares han hecho uso de artillería pesada para criticar a Chaves, al que llegaron a acusar de intentar ser "el pensionista mejor pagado de España".

Esta postura, sin embargo, ha generado un importante clima de desconfianza entre los dos principales partidos. La decisión del PP de excluirse del acuerdo para el impulso democrático y la dificultad para negociar un nuevo reglamento del Parlamento autonómico han abierto una importante brecha entre ambas formaciones.

Esta brecha, además, se produce en una legislatura que está capitalizada por el debate territorial y la reforma del Estatuto de Autonomía, en la que el apoyo del PP, con 37 diputados, no es imprescindible.

Aunque tuvieron una actitud inicial titubeante, los populares están participando en la comisión del Parlamento que estudia la reforma del Estatuto y la dirección regional considera que sí el asunto se encauza correctamente no habrá problemas para que pueda respaldar la modificación.