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La Iglesia anglicana da un paso hacia el cisma por la ordenación de obispos gays

Los prelados exigen a las diócesis de EE UU y Canadá que se retiren de su Consejo Consultivo

La Iglesia anglicana ha dado un paso más hacia el cisma al exigir a las diócesis de EE UU y Canadá "que retiren voluntariamente a sus miembros del Consejo Consultivo Anglicano", uno de los cuatro grandes órganos de coordinación de las 38 iglesias que en el mundo conforman la comunión anglicana. Los primados anglicanos, en un comunicado difundido el jueves por la noche, tras cinco días reunidos en Irlanda del Norte, piden a ambas diócesis que acuerden una moratoria en el nombramiento y consagración de obispos homosexuales y en la bendición de matrimonios gays.

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Las decisiones de los primados de la comunión anglicana, reunidos desde el día 20 hasta el jueves en el centro de retiro de Dromantine, un establecimiento que curiosamente está regentado por la Iglesia Católica, son consecuencia da la fuerte presión que ejercen los sectores más conservadores de la Iglesia anglicana para forzar a la Iglesia Episcopaliana (la rama anglicana de EE UU) a dar marcha atrás en el nombramiento y confirmación, en diciembre de 2003, de un sacerdote abiertamente homosexual, Gene Robinson, como obispo de la diócesis de New Hampshire. Y también para forzar a la diócesis de New Westminster, en Vancouver (Canadá), a dar marcha atrás en su decisión de bendecir en matrimonio las uniones homosexuales.

Los sectores más conservadores, tanto los evangelistas de Estados Unidos como las congregaciones de muchos países en desarrollo (especialmente en África, pero también en América Latina), sostienen que la homosexualidad es contraria a las enseñanzas de la Biblia y que la consagración de obispos gays no es aceptable en ninguna congregación.

Óptica social y cultural

Los sectores más progresistas de la Iglesia anglicana sostienen que la cuestión de la homosexualidad no puede abordarse sólo desde el punto de vista evangélico, sino con una óptica cultural y social. Y hacen hincapié en que, en una comunión completamente descentralizada como la anglicana, en la que no hay una autoridad central y cada Iglesia tiene autonomía para tomar sus propias decisiones, las congregaciones más conservadoras deberían dejar a las más progresistas ir por delante en un asunto de costumbres como éste.

Sectores progresistas negaron ayer que las decisiones tomadas con el aval de 35 de los 38 obispos que componen la comunión anglicana -los prelados de Hong Kong, India y Burundi excusaron su presencia por razones de fuerza mayor- supongan abrir las puertas al cisma.

"La comunión anglicana no está en estado de inminente o permanente fractura", declaró ayer el reverendo Richard Kirker, secretario general del Movimiento de Cristianos Gays y Lesbianas, el mayor en el seno de la Iglesia de Inglaterra. Kirker hizo hincapié en que "el consejo del que se ha pedido a los norteamericanos que se retiren está muy lejos de ser el más importante del anglicanismo". La comunión anglicana tiene cuatro diferentes consejos de coordinación y contacto.

El reverendo Kirker subrayó también que el documento de los primados "pide que se escuche y respete a la comunidad de gays y lesbianas".

El texto aprobado por los obispos dice que la posición adoptada por los anglicanos en 1998 sobre la homosexualidad en la Iglesia "ha sido seriamente socavada por los recientes acontecimientos en América del Norte". Pero al mismo tiempo admite que estadounidenses y canadienses "han procedido enteramente de acuerdo con sus procesos y requerimientos constitucionales".

En unas frases particularmente medidas, los obispos añaden: "Queremos también dejar bastante claro que nuestras discusiones y evaluaciones sobre la oportunidad de específicos comportamientos humanos, continuamos comprometidos sin reservas al apoyo pastoral y cuidado de la gente homosexual". "La victimización o desprecio de seres humanos cuyos afectos han sido guiados hacia gente de su mismo sexo es anatema para nosotros", puntualizan. "Aseguramos a la población homosexual que son hijos de Dios, amados y valorados por él, y merecedores de lo mejor que podemos ofrecer en cuidados pastorales y amistad".

Los obispos concluyen que "es necesario dar tiempo a la Iglesia episcopaliana (Estados Unidos) y la Iglesia anglicana de Canadá" para que tengan cuenta las consideraciones evocadas en el documento y acuerdan "requerir" a ambas iglesias que "retiren voluntariamente sus miembros del Consejo Consultivo Anglicano hasta la próxima Conferencia de Lambeth", en 2008.

El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ayer en el centro de retiro de Dromantine (Irlanda del Norte).
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ayer en el centro de retiro de Dromantine (Irlanda del Norte).REUTERS

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