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Reportaje:

Hacia la vacuna del cáncer de próstata

Un tratamiento experimental que estimula el sistema inmunológico triplica la supervivencia en los tumores avanzados

Un equipo de investigadores de EE UU anunció la semana pasada que un tratamiento experimental había triplicado la tasa de supervivencia en hombres con cáncer de próstata avanzado en un ensayo clínico. Este resultado, según dijeron, quizá represente el primer éxito significativo para los tratamientos conocidos como vacunas contra el cáncer.

El tratamiento, desarrollado por Dendreon, una empresa de biotecnología de Seattle, se define como vacuna no porque prevenga la enfermedad, sino porque trata de utilizar el sistema inmunológico del propio organismo para combatir el cáncer una vez que la enfermedad se ha desarrollado. Muchas de esas vacunas contra el cáncer han fracasado en los ensayos clínicos y ninguna ha llegado al mercado en EE UU.

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Pero ahora el tratamiento de Dendreon, llamado Provenge, tiene la oportunidad de convertirse en el primero que obtenga la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA), el organismo estadounidense encargado de la autorización de medicamentos y alimentos, especialmente si otro ensayo que se espera que concluya a finales de año confirma los resultados.

En el tratamiento se pasa la sangre de los pacientes por una máquina durante dos o tres horas para extraer ciertas células del sistema inmunológico. Posteriormente se mezclan las células con una proteína llamada fosfatasa ácida prostática que está presente en la mayoría de tumores de próstata. Después se administra de nuevo la mezcla al paciente en una infusión de una hora. El proceso se repite tres veces durante un mes. La idea es alertar al sistema inmunológico de que las células que contienen fosfatasa ácida prostática, es decir, las células tumorales, son algo que debe ser atacado como un germen.

En un ensayo clínico de fase III, en el que participaron 127 hombres con cáncer de próstata avanzado, el 34% de aquellos que recibieron Provenge seguían vivos después de tres años, en comparación con el 11% de los que recibieron placebo. La supervivencia media, es decir, el momento en el que la mitad de los pacientes había fallecido, fue de 25,9 meses en el caso de los que recibieron Provenge, frente a 21,4 meses para los que tomaron placebo.

"Este estudio ha demostrado una ventaja de supervivencia en el uso de este fármaco en pacientes con opciones muy limitadas", afirma Eric J. Small, el principal investigador del ensayo y catedrático de medicina de la Universidad de California, San Francisco. "Da verdaderas esperanzas de futuro".

El incremento de 4,5 meses en la supervivencia que se obtuvo con Provenge es superior al beneficio aproximado de 2,5 meses en los ensayos clínicos con Taxotere, la única quimioterapia aprobada para pacientes como los que participaron en el ensayo de Provenge, es decir enfermos cuyo cáncer se ha extendido más allá de la glándula prostática y ya no se controla mediante tratamiento hormonal. Philip Kantoff, un investigador que no participó en el ensayo, definió los nuevos resultados como "muy interesantes, provocadores y prometedores", pero "desde luego, no definitivos". Kantoff, jefe de oncología de tumores sólidos en el Dana-Farber Cancer Institute de Boston, afirmó que la diferencia en la supervivencia "era mucha para un estudio tan pequeño; eso crea escepticismo".

La presentación de los resultados del ensayo se realizó en un simposio sobre el cáncer de próstata en Orlando, Florida, organizado por tres sociedades médicas y la Prostate Cancer Foundation. Dendreon, que patrocinó el estudio, anunció en octubre que el fármaco había prolongado la vida, pero las estadísticas reales fueron hechas públicas por primera vez en el simposio.

El principal objetivo del ensayo de Provenge era ver si el fármaco retrasaba el empeoramiento del cáncer, una medida conocida como tiempo de progresión. Dendreon había anunciado con anterioridad que el fármaco no había logrado hacerlo en unas cifras estadísticamente significativas, aunque la empresa afirmó que el medicamento sí retrasaba la progresión en pacientes con un cáncer menos agresivo.

Pero Small, que afirma no tener ningún vínculo económico con Dendreon, señala que el uso del tiempo de progresión probablemente no era la medida adecuada para las vacunas contra el cáncer, ya que éste puede empeorar antes de que el sistema inmunológico empiece a combatirlo. Dice que Provenge mejora la supervivencia de todos los pacientes, no sólo la de aquellos que sufren cánceres menos agresivos. Small opina que el tratamiento es mucho menos tóxico que la quimioterapia y sus principales efectos secundarios son síntomas similares a los de la gripe y duran poco tiempo.

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