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Reportaje:REFERÉNDUM EUROPEO | La opinión de los ciudadanos

Un paso hacia Europa desde la Universidad

La UPV y Deusto reciben cada curso más de un millar de estudiantes con el programa Erasmus

El programa Erasmus se presenta como una feliz metáfora de buena parte de los anhelos que se recogen en el articulado del Tratado con el que se pretende dotar de una Constitución a la Unión Europea. Y lo hace ya desde su nombre, escogido de forma muy consciente como homenaje a Erasmo de Rotterdam (1467-1536), el humanista holandés que destacó en la Europa renacentista por su brillantez intelectual y su espíritu abierto y tolerante, precursor del liberalismo y el pensamiento moderno.

Surgido en 1987 por iniciativa de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), Erasmus nació con el objetivo de promover y desarrollar la movilidad de alumnos y también de docentes europeos por medio del intercambio entre las universidades de los distintos países miembros. Se busca así potenciar en la Universidad, una de las instituciones más antiguas y relevantes del continente, una mayor colaboración y la creación de vínculos académicos y de trabajo entre los diferentes centros. Pero su materialización rebasa el campo de los principios y entra en las vivencias personales, porque, si algo ha permitido Erasmus es que para las decenas de miles de jóvenes que han participado en el programa la experiencia de Europa sea algo más que una bandera azul con un círculos de estrellas.

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Así sucede con los Erasmus que han tenido como salida o destino las dos principales universidades del País Vasco, la UPV y la Universidad de Deusto. En el caso de la UPV, su inclusión en esta iniciativa se produjo casi al mismo tiempo que se ponía en marcha a nivel general. Bien es cierto que a finales de los ochenta, el número de alumnos que se animaba a coger los bártulos y a pasar un curso en un país diferente, con una lengua y un sistema de aprendizaje distintos, apenas rebasaba la veintena en una institución con varias decenas de miles en sus aulas.

En la actualidad, y pese a la disminución del alumnado, son ya más de 600 los jóvenes de la UPV que cada curso disfrutan de esta experiencia en alguna de las 340 universidades de 23 países europeos con las que la institución pública mantiene acuerdos de intercambio de Erasmus. "El programa sigue creciendo y despierta mucho interés. Pese al poco tiempo transcurrido desde su nacimiento, yo diría que ya es mayor de edad", resalta el profesor Adolfo Morais, responsable del programa en la UPV.

En cuanto a las preferencias como país de destino, Italia, Francia y Alemania ocupan los primeros puestos. "Si existiese una posibilidad real de elección, quizá el más visitado fuera Gran Bretaña, sobre todo por el idioma, pero sus centros han reducido mucho las plazas disponibles", matiza Morais. También son de estos países de donde proviene la mayoría de los jóvenes europeos que eligen la UPV para desarrollar su Erasmus, un grupo que, aunque siempre menos numeroso que el de estudiantes de la UPV que salen, aumenta de manera constante. "Este curso, y todavía nos queda el segundo semestre, hemos recibido ya más estudiantes que todo el año pasado", indica.

Crear conciencia

En ambos casos, el grado de satisfacción por la experiencia vivida es más que evidente. De hecho, la UPV realiza desde hace tres años una encuesta entre sus Erasmus sobre sus impresiones y en todos ellos la media de su valoración supera los cuatro puntos sobre cinco. En opinión de Morais, a la valía como vivencia personal -él mismo recuerda algún caso de Erasmus que se han quedado en el país de acogida y se han casado allí- se suma su carácter de llave hacia una realidad europea desconocida para muchos. "Creo que sirve para acercar a los europeos, para crear una conciencia europeísta que los propios universitarios extienden cuando comienzan su carrera profesional", subraya. Morais, que no oculta su intención de votar "sí" en la consulta del próximo domingo, cree que la gran mayoría de los que han disfrutado de esta experiencia hará lo propio. "Estoy seguro de que si se hiciera una encuesta entre los Erasmus, saldría un "sí" rotundo", asegura.

Así lo defienden el director de Relaciones Internacionales de la Universidad de Deusto, Juan Carlos Duque, y la coordinadora de movilidad de estudiantes, María Ortiz. De hecho, la Agencia Nacional de Erasmus ha remitido una circular a las universidades para que faciliten la acreditación de sus Erasmus en otros países de la UE con el fin de que puedan ejercer su derecho al voto el domingo en embajadas y consulados. "Los alumnos adquieren madurez, se enfrentan a un reto personal y académico y, además, toman conciencia de que no son tantas las diferencias con otras partes de Europa y les resulta más sencillo aceptar que no existen fronteras", explican los responsables de Deusto. Esta universidad, con sus más de 400 estudiantes que parten a otros centros europeos y los más de 400 que recibe, ocupa el segundo puesto entre las españolas con una mayor participación en el programa. Juan Carlos Duque afirma que el Erasmus representa una de las pocas instancias que han hecho realidad la movilidad de las personas, su mayor conocimiento y, por tanto, un refuerzo de su condición de ciudadanos de una Europa unida.

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