Bush incrementa el gasto militar a costa de un gran recorte social
La Casa Blanca presenta ante el Congreso el presupuesto para 2006
La Casa Blanca entregó ayer al Congreso su propuesta de presupuesto para el ejercicio 2006, que arranca en octubre próximo, valorado en 2,57 billones de dólares. El presidente George W. Bush apuesta por un incremento del gasto militar y seguridad interior para atender el frente de la campaña global contra el terrorismo y propone importantes recortes en el ámbito de la salud, la educación y el medio ambiente.
El plan presentado ayer supone un incremento de los gastos del 3,5% si se compara con el presupuesto en vigor. Del lado de los ingresos, según la Casa Blanca, la expansión de la actividad económica permitirá recaudar 2,18 billones de dólares, lo que representa un incremento del 6,1% respecto a 2005. Para hacer estas proyecciones, la propuesta augura una tasa de crecimiento del PIE del 3,6% para este año, casi un punto inferior al 4,4% de 2004, y de un 3,5% para 2006.
El presupuesto de 2006 está diseñado para mantener el déficit bajo control sin descuidar la bautizada como guerra contra el terror. La Casa Blanca prevé un incremento más moderado del gasto militar para el año próximo, del 4,8%, hasta alcanzar los 419.300 millones de dólares. Sin embargo, es un 41% más que en 2001, antes de los atentados suicidas del 11-S, y no se tienen en cuenta las operaciones militares en Irak y Afganistán, para las que la Casa Blanca va a solicitar 80.000 millones más para este año.
Los programas del Pentágono para el desarrollo de nuevas armas serán los principales beneficiarios del aumento de fondos públicos en este capítulo en 2006. El Departamento de Defensa quiere dotar de mejores armas a los soldados que luchan contra las guerrillas, en lugar de destinarlo a los busques y aviones, como hasta ahora. En paralelo, el gasto para la Seguridad Interior se incrementa en un 1,2%
Para equilibrar la balanza, la Administración de Bush propone un recorte del 0,5% al margen de los capítulos de defensa, la acción más restrictiva desde la época de Ronald Reagan. Para ello, se propone meter la tijera en los presupuestos de los que se nutren 12 de las 23 agencias gubernamentales, lo que se traduce en la desaparición total, o casi total, de 150 programas, con lo que se espera ahorrar 20.000 millones de dólares en 2006.
Se reduce el Medicaid
Una tercera parte de esos programas públicos que serán objeto de eliminación corresponden al Departamento de Educación, que verá recortado su presupuesto en cerca de un 1%. La Casa Blanca propone un recorte del gasto del 9,6% en los subsidios agrícolas; un 5,6% de reducción en el presupuesto de medio ambiente; un recorte del 6,7% en transporte y un 11,5% menos para el desarrollo urbano y la vivienda. La restricción presupuestaria se impone además en los pagos sanitarios a los más pobres -Medicaid- y a los veteranos de guerra, con una caída global de 0,5%. Los Departamentos de Justicia e Interior registran una reducción del 5,5% y del 1,1%, respectivamente, mientras que el de empleo acusará una reducción del 4,4%.
El presidente Bush se declaró "muy optimista" sobre el futuro de su propuesta. "Estamos dando los pasos necesarios para alcanzar nuestros objetivos de reducción del déficit", remachó el presidente, que para dar ejemplo aplica una reducción del 1,7% en su propio presupuesto. La previsión de la Administración es que las cuentas públicas se cierren en septiembre con un agujero de 427.000 millones de dólares. Y en su promesa de recortar el déficit a la mitad para 2009 prevé una reducción gradual de los números rojos hasta los 390 millones en el ejercicio fiscal 2006 y de ahí hasta los 233.000 millones tres años más tarde.
La respuesta de la oposición demócrata fue inmediata y calificó el plan de gasto diseñado por la Casa Blanca de "engaño a los ciudadanos" y de ofrecer "una imagen falsa", porque deja en el aire el gasto militar en los frentes iraquí y afgano, además de no incluir aún el impacto de la privatización parcial del sistema de pensiones, el objetivo número uno de Bush en política doméstica. Si a estas dos incógnitas se le suma el recorte del gasto social, el enfrentamiento está garantizado, ya que muchas de las propuestas presentadas ahora fueron rechazadas el año pasado. Los demócratas no dudan en calificar el borrador de "irresponsable" porque se procede a recortes sociales mientras se mantienen las reducciones de impuestos para los bolsillos más adinerados.
Los veteranos pagan más
La nueva política de restricción presupuestaria de la Casa Blanca, si es aprobada por el Congreso, permitirá ahorrar hasta 137.000 millones de dólares en la próxima década. Pero eso se hace a costa del bolsillo de los ciudadanos.
La compañía ferroviaria Amtrak se quedará en breve sin los 1.200 millones de dólares de ayuda pública que recibe todos los años para funcionar. A los pasajeros de avión les subirán antes los precios que a los del tren, ya que se incrementa la prima de seguridad actual de 2,50 hasta los 5,50 dólares por trayecto.
Y los veteranos de guerra, los más cuidados durante la campaña electoral para recabar su voto, tendrán que echar mano al bolsillo si tienen problemas físicos o de salud porque van a sufrir un incremento en el pago de los fármacos con prescripción médica, que pasan de los 7 dólares actuales a 15 dólares, además de tener que pagar 250 dólares por el uso de un hospital para veteranos.
A esto se le suma el recorte del 5% en los programas de vivienda para enfermos de sida y del 50% para los discapacitados.
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