Ballester llena el vacío de los espacios públicos con sus fotografías y pinturas
El IVAM y el Reina Sofía inauguran dos exposiciones del artista en la misma semana
José Manuel Ballester lleva años retratando en sus fotografías y pinturas los espacios públicos, lugares como los museos, aeropuertos, hospitales u hoteles por los que transitan multitudes. Sin embargo, nadie aparece en unas imágenes que pretenden "llenar el vacío" y reflexionar sobre la función de dichos espacios, según explicó ayer el artista en la presentación en el IVAM de 13 de sus fotografías sobre museos. A esta muestra se unirá el viernes otra en el Palacio de Velázquez del Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, con 70 pinturas, dibujos y fotografías.
El artista madrileño, de 45 años, inició ayer una intensa semana en la que protagoniza dos exposiciones de distinta magnitud y soporte, pero vinculadas por la personal luz que arroja sobre los espacios públicos. En la muestra del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), que se podrá ver hasta el 7 de marzo, se reúnen las obras donadas por él, en las que se recogen imágenes captadas del proyecto o de las obras de ampliación de museos como el Prado, el Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía o el propio IVAM.
Ballester señaló que en la actualidad se están abriendo numerosos museos en España "y cada uno tiene que buscar su identidad". "Se trata de un momento abierto y por eso la mayoría de los museos que retrato aparecen vacíos, como proyectos abiertos donde se tiene que buscar un contenido que justifique que su presencia sea útil para la sociedad", explicó. "Exigiría de la arquitectura que cumpla sus funciones en beneficio de todos y que deje, en muchos casos, de tener un carácter personal, espectacular, en búsqueda sobre todo de la singularidad", añadió.
En los años ochenta, Ballester se dio a conocer con una pintura de corte hiperrealista que ha ido evolucionando hacia una abstracción geométrica que surge siempre a "partir de la realidad", comentó el artista. En sus fotografías del IVAM, Ballester plasma también su interés por "capturar un estado que no se repite", un punto de "ambigüedad" en virtud del cual un edificio podría estar o bien "en construcción o bien en ruinas". Ese punto se refleja en buena parte de sus fotografías de los "escenarios" públicos en que se han convertido los museos y otros espacios, concebidos por el artista al mismo tiempo como "espacios de luz".
El comisario de la exposición, Fernando Castro, indicó: "Nos encontramos en la obra madura de Ballester con una preocupación naturalista por la piel, por la reproducción minuciosa de lo que todavía llamamos real, pero con una voluntad constructiva que focaliza asuntos llevándolos más allá de la dimensión de reconocimiento y, por supuesto, evitando cualquier legitimación técnica o anclada en la retórica del virtuosismo".
La directora del IVAM, Consuelo Ciscar, explicó que, "concretamente en su faceta fotográfica, acostumbra a recoger imágenes en las que el objeto de la imaginación artística se refiere a lugares solitarios en los que el artista trata de capturar la poética del instante y del fragmento espacio-temporal". Ballester reiteró que en sus composiciones no existe evidencia de hechos concretos, y lo único que funciona es la suposición y la interpretación que cada espectador hace al contemplarlas. "Elijo la cámara o el pincel en función del instrumento que me resulte más adecuado. La verdad es que para mí la pintura y la fotografía cabalgan juntas. Pinto con la cámara y fotografío con el pincel", sostuvo el artista.
La exposición Habitación 523, que se inaugura el viernes en Madrid, en el Palacio de Velázquez del parque del Retiro, subsede del Reina Sofía, está compuesta por pinturas y fotografías, algunas de gran formato. En ellas, Ballester prosigue con su investigación de "los lugares de paso", introduciéndose también en la habitación de un hotel, cuando la "han dejado sus residentes". "Son espacios pensados para la gente que se transforman cuando no hay personajes", agregó el artista sobre la exposición que se clausurará el 8 de mayo.
Babelia
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