Los líderes religiosos suníes de Irak aseguran que las elecciones no fueron legítimas
El índice de participación y los resultados de la votación se conocerán en los próximos días
El Comité de los Ulemas, la principal asociación de clérigos suníes de Irak, reiteró ayer su oposición a las elecciones del domingo al anunciar que no las considera legítimas y que la Asamblea Nacional que salga de ellas carece de competencia para redactar una constitución. Sin embargo, el principal líder de los suníes laicos, Adnán Pachachi, hizo saber que está reuniéndose con otros dirigentes de esa comunidad para desbloquear la situación. La actitud de los suníes es el mayor reto para el futuro Gobierno iraquí que, sin duda, va ha estar encabezado por los chiíes.
"Advertimos a Naciones Unidas y a la comunidad internacional del peligro de legitimar estas elecciones porque abrirán la puerta del infierno", declaró ayer Mohamed Bachar al Faidy, portavoz del Comité de Ulemas. "Carecen de legitimidad porque una gran parte de las distintas confesiones, partidos y corrientes iraquíes las ha boicoteado", insistió Al Faidy. "Esto significa que la Asamblea Nacional que salga elegida de ella no poseerá la legitimidad que capacita para redactar una constitución o firmar acuerdos económicos o de seguridad", concluyó.
El Comité, que hizo un llamamiento al boicoteo antes de los comicios, logró que el Partido Islámico, el principal grupo político confesional suní y muy próximo a los ulemas, se retirara de la convocatoria. Sin embargo, y a pesar de que la mayoría de los suníes se mantuvieron lejos de las urnas, también hubo otros que ignoraron a los clérigos y optaron por votar. Ni siquiera el éxito de la jornada, en la que parecen haber participado más suníes de los esperados, ha flexibilizado su postura. De momento, la falta de datos oficiales no permite establecer qué peso real han tenido los votantes suníes.
Consciente del riesgo de que las elecciones agranden la brecha intercomunitaria que se alienta desde la insurgencia, Pachachi, cabeza de lista del Movimiento de los Demócratas Independientes, está utilizando su prestigio para tratar de embarcar en el proyecto político a pequeños partidos suníes moderados. Este ex ministro de Exteriores de los años sesenta, antes de la llegada al poder de Sadam, declaró ayer a la agencia Reuters que desde el domingo está trabajando para construir un consenso para las elecciones de fin de año.
"Debiéramos hacer lo que esté en nuestra mano para asegurarnos de que logramos unas elecciones en las que todos los iraquíes tomen parte a fin de año", dijo Pachachi. Si se cumple el calendario previsto en la Ley Administrativa Transitoria (especie de constitución provisional aprobada el año pasado bajo la ocupación), la Asamblea elegida el domingo debería redactar una constitución para agosto de este año, que sería sometida a referéndum el 15 de octubre y, si es aprobada, dos meses después habría unos nuevos comicios para elegir un Gobierno soberano.
Muchos iraquíes temen que si no se logra embarcar en el proceso a la minoría suní (un quinto de la población), aumente la violencia política y se extienda el apoyo de esa comunidad a los insurgentes. De ahí que los dirigentes chiíes hayan multiplicado sus gestos hacia ellos en las últimas semanas. El primer ministro provisional, Ayad Alaui, anunció el lanzamiento de un "diálogo nacional" para garantizar que el Ejecutivo transitorio que reciba el encargo de gobernar de la Asamblea Nacional "represente a todos los iraquíes".
Lento ritmo de trabajo
Mientras, ayer proseguía la tabulación de los votos emitidos el domingo en la Oficina Nacional que la Comisión Electoral ha establecido en Bagdad. "Esperamos empezar a tener resultados dentro de tres días", avanzó el presidente de la Comisión, Abdelhusein al Hindaui. Sin embargo, el ritmo de los trabajos no anima al optimismo. En las primeras 24 horas desde que se empezaron a procesar los datos el martes, sólo se habían resuelto 11.000 votos.
La Comisión Electoral tampoco fue capaz de facilitar la tasa de participación. Algunos de sus miembros seguían hablando de estimaciones del 60%, pero sin aportar datos concretos. "Me temo que los votos van a estar más cerca de los seis millones que de los ocho anunciados", confió a este diario un miembro del equipo de formación de observadores electorales en Ammán (Jordania). "No creo que hayan votado ocho millones de iraquíes ni de lejos", apuntaba por su parte un diplomático europeo. De confirmarse esos datos, la participación final podría verse rebajada al 42%.
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