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Txell Miras aporta a Gaudí una dura creatividad en negro

El salón barcelonés reafirma su condición de pasarela mixta

La tercera jornada de la Pasarela Gaudí de Barcelona discurrió entre las propuestas en negro duro de Txell Miras y Gloria Rodríguez Figueroa y el acumulativo informal de Miro Jeans. Armand Basi sigue en su proceso de renovación con sus nuevos diseñadores (Miriam Ocariz y Josep Abril), manteniendo su alto nivel de factura y confección, pero sin un verdadero contenido de ideas nuevas.

Gaudí, que reafirma su condición de pasarela mixta en hombre y mujer, no atraviesa su mejor momento formal. Contadas inspiraciones felices y algunas colecciones fallidas se suman a una creciente inquietud en el sector, dudas que van desde la gestión hasta el futuro de la industria.

Miras hizo un inquietante desfile cuyo impacto estaba en el ralentí. Una verdadera performance coreográfica con un uso vertical del negro. Puede hablarse plásticamente de negro sobre negro a la manera de Malevich. Las referencias del trabajo de Miras están, entre otros sitios lejanos, en Amberes, especialmente en las etapas más rupturistas de Dirk Bikkembergs y Dries van Noten. También se percibe un eco de Alexander von Slobbe y sus otrora punteros conceptos de volumen, de relacionar una prenda con otra mediante puentes que son ataduras, sellos o correas: el patronaje es para ella como el desfile, una moviola hacia atrás. Es una moda reflexiva muy sofisticada en su formal constructivo, con un restrictivo concepto de tribu en particular batalla con el canon occidental básico. Hasta ahora, lo más creativo y mejor de Gaudí.

Miró Jeans siente aún la ausencia del diseñador José Castro. El dibujo es ahora indeciso, juega a superposiciones y collages usando como leit motiv unos discos concéntricos de colores a lo Sonia Delanuay; la ropa de chico estaba mejor que la de chica y predominó la asociación entre punto, lonas lavadas y dénim de segunda generación.

La diseñadora Gloria Rodríguez Figueroa presentó su propuesta basada en el negro y la ruptura. Un primer golpe de vista la sitúa en la misma senda de Txell Miras, pero aquí hay una idea: acercar el producto y su relato a los invidentes mediante el uso del Braille, que aparece en las etiquetas y en algunas prendas, todas ellas difíciles según los patrones convencionales.

Rodríguez Figueroa trata la tela como vocabulario y así a veces sean palabras, retales o prendas que se abandonan o se arrastran; sus mejores piezas son los vestidos plisados, donde somete ese tejido a múltiples desarrollos.

Por otra parte, la jornada de anteayer se cerró con los desfiles de Hannibal Laguna y José Antonio Tenente; el primero estuvo más moderado, coherente, sobrio de color en una estrecha gama de negro y arena con un agradecido abuso del bordado en cristal. Sus siluetas forzadas remitían otra vez a Galliano y a Valentino con grandes broches. Tenente viene de Lisboa y justificó su prestigio con un alarde floral, referencias sutiles al folclore y mezclas coloristas.

Armand Basi sigue teniendo el marchamo de la calidad; sus colecciones gozan de una fabricación esmerada y un terminado competitivo. Ahora bien, la llegada de los nuevos diseñadores (Miriam Ocariz para la mujer y Josep Abril para el hombre) no ha producido aún el efecto ideal esperado. Por primera vez se puede hablar de que la mujer está mejor que el hombre en Basi, con una colección más organizada y de detalles virtuosos (estampados, accesorios, detalles de combinación). En el hombre, aun con calidades, se echa en falta cierta dinámica. Hubo, eso sí, piezas excelentes, desde la gabardina negra engomada a los jerséis estilo Eton. La jornada se cerró con los desfiles de Joaquim Verdú, Alberto Tous y la francesa Veronique Leroy.

Desfile de Txell Miras en la Pasarela Gaudí.
Desfile de Txell Miras en la Pasarela Gaudí.VICENS GIMÉNEZ

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