Una antológica de Fermín Aguayo descubre al pintor del grupo Pórtico

El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, www.museoreinasofia.mcu.es) presentó ayer la antológica de Fermín Aguayo (Sotillo de la Ribera, Burgos, 1926-París, 1977), organizada por el museo y la Diputación Provincial de Zaragoza, que recibirá la exposición (palacio de Sástago) en mayo. Las 80 pinturas, de sus etapas de Zaragoza, con el grupo Pórtico, y París, señalan la renovación plástica desde los años cuarenta.

La exposición se presenta como una recuperación de la figura de Fermín Aguayo, que en los años cuarenta asumió la abstracción como forma de expresión, al crear con Santiago Lagunas y Eloy Giménez Laguardia el grupo zaragozano Pórtico (1947- 1952), en la misma época que Dau al Set practicaba el surrealismo.

Los comisarios de la antológica, Concha Lomba y Antonio Bonet Correa, se han repartido el estudio de la obra de Aguayo entre las etapas de Zaragoza y París, que así aparece en el catálogo y en el montaje en la tercera planta del Reina Sofía.

"Una antológica de Aguayo en el Reina Sofía, por fin", dijo Concha Lomba al inicio de su intervención, centrada en la estancia del pintor en Zaragoza, donde llega a los 13 años con su madre tras ser fusilado su padre en la Guerra Civil. Dos años después queda huérfano, trabaja en una verdulería y más tarde como delineante. "Es una persona serena y su trayectoria vital, con el dramatismo de la Guerra Civil, se traslada a sus cuadros".

La creación del grupo Pórtico significó, según Concha Lomba, una transgresión en la estética conservadora del franquismo de los cuarenta. "El grupo renovó la plástica en España, en exposiciones en varias ciudades, con el éxito en círculos muy pequeños y con el disgusto de la crítica".

En esos años, Aguayo abandona la figuración y se inclina por la corriente artística de la abstracción, con un inicial ensayo de abstracción organicista (influencias de Miró y el cubismo) y después una construcción pictórica más compacta.

Al disolverse en 1952 el grupo Pórtico, abandona Zaragoza para instalarse en París, donde siguió un trabajo en solitario, con el apoyo de la galería Jeanne Bucher, para realizar una abstracción cada vez más lírica. Según el comisario, Antonio Bonet Correa, "el color y la materia pictórica va más lejos, hasta captar lo inaprensible". Son los años cincuenta, en los que los pintores debaten entre la figuración y la abstracción, aparecen la figuración de Bacon y Balthus y el hiperrealismo. "Desde los sesenta introduce figuras en un espacio abstracto, hace retratos imaginarios, una pintura donde la realidad se transfigura, monocromos con intensidad colorista, en una continuación de la tradición de la pintura española, de Zurbarán o Velázquez, con una realidad imaginada".

Compra de dos 'braques'

El Reina Sofía incorporará el próximo día 10 dos cuadros de Georges Braque de la época cubista, para reforzar la colección permanente y situar un contexto internacional a los artistas españoles, según declaró ayer la directora del museo, Ana Martínez de Aguilar. Los óleos son Bouteille et fruits, de 1911, y Cartes et dés, de 1914, comprados en una galería de Ginebra por 3.520.000 euros por el Ministerio de Cultura a cargo del 1% cultural, con una partida procedente del Ministerio de Medio Ambiente. La colección tiene otra obra de Braque, de 1941.

El museo ha incorporado a Luis Jiménez Clavería como gerente, a María García Yelo como asistencia técnica, y al historiador Juan José Lahuerta para el estudio de la colección.