Tijuana convierte en arte su muro de la vergüenza para presentarlo en Arco

Un pedazo de Tijuana, la ciudad en la frontera con el imperio, viaja a España para ser exhibido en la edición de Arco, que este año tiene como país invitado a México. Obras de 39 artistas tijuanenses y la pintora española Mónica Roibal serán expuestas a partir del 9 de febrero a lo largo de 2,2 kilómetros de lonas que rodearán el recinto ferial Juan Carlos I de Madrid, en una reproducción del muro de Tijuana que EE UU levantó para frenar la inmigración ilegal desde México. La muestra Arte contra los muros. se presentó el viernes en la ciudad mexicana.

En ninguna ciudad del mundo el peso de la frontera se siente con tanta fuerza como en Tijuana. Más de 90 millones de personas pasan por aquí cada año para entrar o salir de Estados Unidos. La limitación que supone la frontera adquirió rango de humillación incluso visual a partir de 1993, cuando la patrulla fronteriza estadounidense levantó un gran muro metálico como parte de una operación de sellamiento para evitar el paso de los ilegales. Un muro que, para mayor ultraje, fue construido con material de desecho del Ejército estadounidense, con planchas de hierro que utilizó en la primera guerra del Golfo.

La idea central de los promotores de la muestra que llega a Arco es que la frontera como limitación sólo puede ser vencida con la creación. "Es la primera vez que se coloca arte y obras de creación en un muro, y no los habituales graffiti de protesta o lamento", subraya Antonio Navalón, director de un proyecto más amplio, en marcha desde abril del año pasado y que lleva por título Tijuana, la Tercera Nación. Desde entonces se han desarrollado diversas actividades culturales en torno a la frontera y la emigración, con participación de escritores, cineastas, músicos y otros intelectuales.

La idea o concepto de la Tercera Nación ha provocado polémica entre quienes consideran que sólo contribuye a la confusión y quienes lo defienden como sinónimo de un nuevo espacio de entendimiento social. El nombre de Tercera Nación es un experimento. No hay una frontera sentida por la gente, dice Navalón. "Entran y salen con mucha frecuencia y, sin embargo, mueren por cruzarla". Más de 2.000 cruces colgadas en el muro recuerdan a los mexicanos y otros latinoamericanos que buscaban una nueva vida en Estados Unidos y la dejaron en el camino.

Hay gente que paga hasta 5.000 dólares por el cruce clandestino de la frontera, el traslado hasta Los Angeles (una hora y media de Tijuana). El primer ingreso de México son las remesas de los emigrantes en Estados Unidos (300 millones de dólares al año).

Oportunidad

"El muro ha sido la oportunidad más grande que se ha dado a los artistas de Tijuana de proyectarlos a nivel internacional. Dependerá de los artistas el día después", dice Johana Mora, 29 años, diseñadora gráfica que participa con cinco obras. "Lo bueno del proyecto es que ningún artista resalta por encima de los demás. Se le ha dado el mismo peso a un ilustrador que a un grafitero, un diseñador gráfico, un artista plástico o un fotógrafo".

El proyecto Tijuana. La Tercera Nación fue recibido en sus inicios con escepticismo por parte de los artistas. "Era demasiado grande y ambicioso. Cuando vimos que se imprimían nuestras imágenes en los formatos prometidos, nos dimos cuenta de que iba en serio", dice Mora.

"Esto es una instalación que hasta cierto punto es efímera. Estamos en una región de México donde no hay monumentos y las calles pueden tener nombres, como Abraham Lincoln, por razones fronterizas; donde no hay murales, donde el proyecto de construcción de nación es muy nuevo, apenas de 114 años", apunta Jorge Sánchez, Jofras, 25 años, diseñador gráfico y documentalista.

El colectivo de artistas que ha trabajado en el proyecto representa a la gente nacida en los años. "Es la primera vez que se forma un colectivo de artistas tan amplio, a pesar de que en Tijuana el trabajo en colectivo es una tradición", comenta Jofras.

El polifacético Max Lizarraga, 31 años, combina el grafismo, la fotografía y la pintura abstracta. Comenzó a fotografiar la calle en 1994 y ha reunido más de 4.000 imágenes de la ciudad. Define Tijuana como una canción, "una ciudad en permanente movimiento, que no para, con una gran diversidad y que vive la etapa de la adolescencia". "El proyecto", añade, "ha hecho que el muro esté presente en la vida de Tijuana. La gran diva de la ciudad siempre ha sido la frontera. Finalmente, se le ha puesto un vestido y los artistas se apoyan ahora en esta frontera tan polémica para mostrar su obra".

Los artistas consultados presentan las obras del muro a medio camino entre la publicidad, el Media-Art y el arte. "Refleja lo que pasa en la vida cotidiana de la ciudad, que no es lo que suele interesar a los estudios sobre cultura", señala Jofras. Han tratado de reproducir no sólo lo bonito de la ciudad, sino un reflejo de lo que es Tijuana en sí. Por ejemplo, un letrero con la frase "Hecho en México", arrancado, "para mostrar la idea de mucha gente de que las cosas mexicanas no están bien hechas".

Varios taxistas del aeropuerto, que viven junto al muro todos los días del año, dicen que ven en las lonas colgadas en el muro lo que es la ciudad. Ven la zona roja, los graffiti, la gente común y corriente, los músicos... La cadena de televisión Televisa entrevistó a mucha gente sobre la idea de la Tercera Nación. Buena parte de las respuestas decían sentirse parte de un híbrido entre Estados Unidos y México: "Aquí no nos comportamos como un estadounidense, pero tampoco como un mexicano del sur".

Johann Mora advierte que es la primera experiencia de arte en la calle a gran escala. "La gente ha respondido porque ha cuidado el muro. No lo han dañado, ni pintado, ni vandalizado. Ahora podría estar hecho pedazos. La gente lo ha respetado, en una ciudad que puede ser muy violenta. Ha imperado aquella ley que dice lo que es bueno no se toca".