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Reportaje:

El Foro Social, en la encrucijada

Los activistas creen que han conseguido logros, pero no hay acuerdo sobre el futuro del evento

Francisco Peregil

Después de cinco ediciones del Foro Social Mundial para luchar contra la hegemonía del Foro Económico que se celebra cada año en Davos, ¿qué? ¿Qué han conseguido las decenas de miles de participantes que cada año se reúnen bajo el lema Otro mundo es posible? Quizá el momento en que el poder del foro se hizo más patente ocurrió el 15 de febrero de 2003. Aquel día, los cientos de organizaciones que forman este "espacio democrático de ideas" convocaron una manifestación mundial contra la guerra que movilizó a 10 millones de personas en cuatro continentes. Tres semanas después, comenzó la guerra. Pero los participantes creen que con aquella convocatoria se sembró una buena semilla.

En esta quinta edición del foro se habla de las perspectivas para un comercio justo entre el Norte y el Sur, hay una charla sobre utopía y política en la que interviene el Nobel José Saramago, otra sobre software libre, un seminario sobre la mística de la paz, un diálogo sobre la diversidad indígena, y así hasta 2.000 actividades, incluidas obras de teatro, películas y exposiciones repartidas en 203 salas. ¿Qué saldrá de todo eso? ¿Qué ha salido hasta ahora?

El pasado octubre, el propio presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que el foro debía centrar muy bien sus objetivos, elegir dos o tres temas bandera y luchar por ellos, porque si no corre el riesgo de convertirse en una feria de ideas donde cada uno compra y vende lo que quiere, sin comprometerse con nada.

"El poder quiere hacerte ver que estás solo y en silencio. Y eso ya se ha roto", indica Maria Rosa, militante de Iniciativa per Catalunya. "Hasta que empezó el foro sólo se hablaba de pensamiento único", aduce Miguel González, coordinador de la ONG vasca Alboan. "Y se ha conseguido que Davos introduzca en su agenda la reducción de la pobreza". "Se ha conseguido también que mucha gente de todo el mundo comparta sus experiencias", señala un miembro de una ONG de Asturias. "Ahora regresaré con la mochila llena de ideas. Y allí las daré a conocer".

¿Y algo más? "Los resultados no se miden sólo por un acto o un hecho concreto, sino que forman parte de un proceso, que se va fortaleciendo", señala Cristina Manzanedo, de Entre Culturas. "Al conocernos y compartir experiencias, la esperanza crece y se fortalece", indica Inmaculada Cabello, integrante de Córdoba Solidaria.

¿No hay entonces un logro concreto, como reclama Lula? "Sí lo hay", asegura Ana María Guirao, de Cáritas. "El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas iba a entrar en vigor en 2005. Y no ha entrado gracias a la oposición que ha mostrado el foro".

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Mil organizaciones

"También es un logro que mil organizaciones de todo el mundo nos hayamos puesto de acuerdo para movilizarnos cuando se reúna el grupo de los países más ricos y tratar de introducir en su agenda la cancelación de la deuda, cambiar las reglas del comercio internacional y doblar la ayuda al desarrollo", señala Miguel González.

En Porto Alegre existen dos corrientes: quienes piensan como Lula y creen que hay que centrarse en dos o tres cuestiones concretas y quienes pretenden seguir promoviendo la diversidad del foro. El brasileño Carlos Guimaraes, de la asociación Cic-Bata, aboga por la diversidad: "En mayo del 68 se luchaba contra un Estado opresor. Y había un modelo alterno, el de los países socialistas. Ahora se lucha contra un modelo que se dice hegemónico y luchamos contra él fomentando la diversidad. Si la gente esperaba que al cabo de unos años el Foro Social dijera 'éste es nuestro modelo frente al de Davos', estaríamos sustituyendo a un modelo hegemónico por otro. Y no se trata de eso. Si se genera una agenda social distinta, el foro perdería su identidad".

Cae la noche. Y la música sigue sonando en los cuatro kilómetros de tiendas de campaña que jalonan el territorio del foro. Se improvisan círculos de músicos que tocan al ritmo de samba. Circulan coches de agentes, embebidos por la alegría de la gente que baila. Por aquí y por allá, jóvenes subrayan con bolígrafo en la jungla de las 2.000 actividades del programa oficial los debates y las charlas a las que acudirán al día siguiente.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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